Alivio

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Dos horas, dos malditas horas y no lograban encontrarla, ¿habrá huido tan lejos? ¿de verdad? Su angustia crecía. Tremendo gran problema y todo por un estúpido comentario. Eso era lo molesto, su falta de convivencia le hacían decir cosas que de alguna u otra manera lograba herir a los demás.

Un alboroto de perros llamó su atención, haciéndolo bajar de la bicicleta, Annie prefirió quedarse en la canasta debido al miedo que le provocaban los perros, unos cuantos se ladraban entre sí, otros peleaban y uno retrocedía lenta y discretamente con algo en el hocico. Reconoció el rojo collar que rodeaba el cuello de aquel gato inconsciente en el hocico de aquel perro. Su terror y angustia aumentó inevitablemente. 

— ¡¡Cállense de una vez!! —  gritó una señora desde una ventana al lado del grupo de perros, arrojándoles agua.

Los perros se fueron, dejando al gato en el piso, Eren se acercó y la cargó, estaba igualmente mojada por el agua antes arrojada. La acarició lentamente, aún respiraba. La gatita abrió sus ojos, confirmando que era ella.

— Mikasa... —  susurró al verla así, ella solo se recostó de nuevo en sus brazos 

— ¿Es tu gato? —  preguntó alguien desde la ventana contraria, quien observaba el incidente con lástima

—Sí, lo es —  contestó con la voz entre cortada

— Lo lamento, estos perros tienen un afán por atacar gatos que no te imaginas cuantos cadáveres hemos tenido que tirar a la basura —  aquellas palabras definitivamente no ayudaban

— Llévalo al veterinario, se pondrá mejor —  concluyó y cerró la ventana

Eren se levantó con el animal en brazos y se dirigió de vuelta a su vehículo para llevarla a casa, la reacción de Annie al verla tan mal no podía mostrar más preocupación y miedo, ya que esa contracción de pupilas se convertiría en lágrimas.

Llegaron, Eren se dirigió a su habitación, donde recostó a Mikasa en la cama. Buscó lo necesario para curar una pequeña herida en el costado superior de su ojo. Comenzó a limpiarla con ayuda de un algodón mientras se mantenía serio y con la mirada arrepentida.

— Lo siento, no pensé...que eso podría herirte —  dijo

La felina tomó su forma humana con dificultad y más lentitud para poder hablar con él.

— No, no te disculpes..., tienes razón, no somos lo mismo —   sus ojos se volvieron cristales   — El hecho de que tomemos la forma atractiva de tu opuesto no significa que seamos lo mismo pero.... —   se levantó con lentitud y trabajo

Eren trató de detenerla para que no se esforzara y descansara pero ella insistió.

— Annie y yo, desde el primer momento en el que te vimos y nos trajiste a casa, supimos que tu mente solo estaba llena de tristeza, soledad e incluso muerte —

El chico no respondió, solo desvió la mirada.

— Quisimos cambiar eso, y mira! Ahora tu mente está ocupada con tu academia, nosotras y varios pensamientos libidos, gracias a la convivencia constante entre los tres, es nuestra manera de salvarte de eso y...de amarte —   se acercó, tomó un costado de su rostro y dirigiendo esa mirada perdida a la suya.

— No solo aprendimos a compirtarnos como personas, si no también a sentir y expresarnos como personas, ambas pensamos que con eso....lograrías olvidar esas ideas de tu mente — 

Se creó un silencio tan tenso..., no sabían como romperlo. Así que Mikasa solo se acercó y recargó su rostro en su pecho, rodeando con sus brazos, el abdomen del castaño.

— Perdóname, no debí irme así —  dijo con su mirada rota  — Es solo que, en palabras de una persona, sentí algo que me aplastó el pecho, no sé porqué; lo que tengo claro fue el miedo que sentí al tener el cuello aprisionado por el hocico del perro —   aumentó la fuerza en sus brazos.

— Yo lamento haber dicho eso —

— No, no te disculpes, fue lo que sentiste, y lo comprendo solo que.... — 

Decidió no terminar la frase y solo comenzar a dormir, olvidar ese día.

Mis lindas y tiernas nekosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora