•Amor en crisis•(#17 del futuro y tu)

.-Capítulo 41

•[Una extraña aparición]•

«¿Cambiar o mejorar?»

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—"Hemos recibido refugiados en nuestra región en los últimos dos meses, solo algunos sobrevivieron del desastre en el sur, personas de distintas nacionalidades estarán ahora con nosotros, por favor, tengamos empatía y compasión, ayudémonos entre nosotros"— (Tn) apagó la radio, era al rededor de las 7 de la mañana y ella se alistaba para salir por provisiones, tenía que acostumbrarse a su vida de antes, ya no estaba él para ayudarle.

Subió a su motocicleta y partió del bosque, asegurándose de que sus bolsas para llenar sus productos estén con ella.

Conducía con cuidado, se podría decir que gracias a su despedida con el androide su ciudad dejó de ser atacada y fue nombrada como la más segura, últimamente recibían una gran cantidad de refugiados.

Niños, ancianos y jóvenes eran cuidados en esta ciudad, las personas comenzaban a tener más confianza al dar la cara a la luz del día, sin temor a ser asesinados por los androides.

Estacionó su motocicleta frente a un supermercado y colocó el seguro antes de entrar en este. Mientras caminaba, revisaba en sus bolsillos las monedas y billetes que había traído sin mirar al frente.

—¡Ten cuidado!— exclamó una señora, cuando (Tn) chocó contra ella. La chica simplemente se disculpó e hizo una pequeña reverencia y siguió su camino tratando de concentrarse en el ahora.

Estaba algo nerviosa, sentía un aura extraña en aquel supermercado.

Caminó por los pasillos del supermercado, buscando lo que necesitaba. Pan, leche, frutas, comida enlatada.

—Sin lactosa estará bien—

Pasó por otro pasillo donde estaban las verduras y comenzó a inspeccionar que apio estaba en buen estado.

Entonces recordó lo que alguna vez le dijo 17 cuando estaba ayudándole a desempacar las cosas que había traído para cenar.

—¡Puaj!, ¿vas a comer eso?, ¡que asco!—

Ella sonrió con melancolía, aún podía recordar a la perfección la expresión que hizo en ese momento. Ese día ella estaba llena de risas, ¡no paraba de reír con cada crítica que 17 le hacía a las verduras!, parecía un niño.

—¿Cilantro y perejil?, ¿cual es la diferencia?, yo los veo iguales y apuesto a que saben igual de asquerosos—

Una pequeña risa se escapó y siguió seleccionando más verduras.

Guardó todo en en el cochecito de compras y fue hasta la caja, al menos la tranquilidad había vuelto a su ciudad, podían caminar sin miedo alguno.

Una vez terminó de pagar, salió del supermercado y fue hacia su motocicleta. Acomodó las cosas y puso en marcha la moto, sin notar que alguien la venía observando desde que llegó.

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Estacionó su motocicleta a un lado de su casa y dejó caer la bolsa al suelo, estaba bastante pesada. Hace un tiempo que no iba por víveres sola, él siempre la ayudaba en esa parte, incluso sin pedírselo.