12, La Perra

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Adara

—Buenos días mi amor, no sabes cuanto extrañé tus deliciosos abrazos mañaneros.

—Buenos días hermosa, yo también extrañé abrazarte cada mañana, escuchar tu voz no era suficiente para mí.

—Buenos días flaquita, don Deo ¿como están?— saludó Mili.

—¿Tú aquí tan temprano, y ese milagro?

—Me tocó ultrasonido a las 7 de la mañana, vengo de allá.

—Con razón, ¿qué tal todo? ¿Qué te dijo la ginecóloga? —le pregunté tocando su pancita.

—Dijo que todo está perfecto, está grande, y que si para el próximo mes se deja ver, ya podré saber el sexo.

—Que bueno chiquita, me da gusto que todo esté bien, ¿ya desayunaste?

—No, me pidieron que fuera en ayunas y como saliendo me vine directo para acá, no he desayunado.

—Yo traje unos duraznos grandes y muy deliciosos, ¿Quieres uno?

—Sí por favor — le brillaron los ojos cuando mencioné los duraznos y estaba casi babeando.

—Hola Mili, que bueno que todo esté bien con tu bebé — saludó Deo.

—Te imaginas, que algún día veas a la flaquita con una pancita así.

—Se vería hermosa sin duda.

—No, no, cállate, yo no quiero saber nada de bebés por el momento, con mi sobrino en casa tengo suficiente.

—Te verías muy hermosa mi amor — Deo se reía de mi reacción, junto con Mili.

—Sí flaquita imaginate con una pequeña Adara o un pequeño Deo corriendo por tu casa — a Deo le brillaron los ojos ante la idea.

—Shh, olviden ese tema, tengo fobia a un embarazo, a parte de que mi papá me mata primero.

—Solo estoy bromeando mi amor, claro que no queremos un bebé en este momento.

—Cómo que huele a zorra por aquí — entró Perla, ¿la recuerdan? si 'la perra' esa estúpida.

—Deberías usar más perfume y desodorante para que no te huelas— respondí.

—¿A ti quién te habló?

—¿Esuchan eso? Es como un mosquito zumbando, si de esos que con un manazo se callan. —fingí aplastar uno.

-¡Ay flaca! Me encanta cuando la dejas callada.

—Lástima que con ella no aplica el, 'calladita te ves más bonita'. Callada o hablando es horrible. — nos reímos porque lo dije lo suficientemente alto como para que escuchara.

Después de 5 minutos, llegaron todos mis compañeros, pero como la primera clase era contabilidad, yo me quedaría en mi salón y Deo tenía que irse a otro, así que nos despedimos con un pequeño abrazo que todos notaron,pero nadie dijo nada, solo sonrieron hacia mí.

En el salón quedamos, Mili, la perra, sus 2 cachorras y yo, solo estábamos esperando a que entrarán los demás y la maestra para iniciar la clase.

Buenos días chicos —saludó la maestra — Mili que gusto verte, veo que la pancita va creciendo, ¿como va todo?

—Muy bien maestra, gracias por preguntar.

—¿Ya sabes que será? — preguntó mientras sacaba sus cosas del portafolios y todos escuchaban.

—Aún no pero, para el próximo ultrasonido quizás ya se pueda.

—Cuando sepas me avisas, para saber que regalarle —sonrió amablemente.

—Y ahora resulta que hasta las premian — dijo la perra según ella en voz baja, pero todos la escuchamos. Yo iba a contestarle pero la maestra se me adelanto.

—Perla, me parece que tu comentario está fuera de lugar, Mili se merece tanto respeto como tú, ella está siendo muy valiente por estar pasando por esa situación, siendo tan joven y ser responsable de no dejar de lado sus estudios. Esta siendo más fuerte que todos aquí, ella no llega a su casa a ver televisión o jugar como tú lo haces, ella llega a estudiar para no atrasarse ya que sabe que habrá días en los que no pueda venir. Así que te voy a pedir que no vuelvas a faltar le al respeto y le pidas una disculpa.

—Disculpa Mili, no debí decir eso —dijo la perra notablemente arrepentida y avergonzada por decir lo que dijo.

—Aceptó tus disculpas, simplemente no hables de lo que no sabes por favor. — contestó Mili un poco triste.

—Bueno ya es hora empezar la clase, y tú — le dijo a Perla —que sea la última vez que haces comentarios así, en mi clase.

A la hora del receso iba a encontrarme con Mili ya que la segunda y tercer clase eran de tronco común, osea las que tomamos cada grupo y ya la podía ver hasta el descanso.

—Mili ¿te sientes mal? —escuché que Deo le preguntó, a lo que de inmediato me levante de mi asiento para ir hacia Mili.

—Solo son las náuseas, acabo de ir a vomitar.

—Ven siéntate ¡Ay chiquita! Por qué no me hablaste para ir contigo al baño, ¿que tal si con el mareo te caes y te lastimas?

—No es para tanto, ahorita se me pasa, es común que me vea así cada que vomito pero es normal, no te preocupes, le pasa a todas las embarazadas.

—Pues qué horrible — fue lo primero que pensé.

—Por cierto ¿qué crees? La maestra de historia nos encargo hacer una exposición y me toco hacer equipo con Perla.

—Muchas suerte con eso.

—Deja que te platique, ya que terminó la clase, Perla me habló y me dijo que si podía hablar conmigo un momento, así que nos alejamos un poco de todos y me pidió disculpas por su mal comentario en la clase de conta. Dijo que lo pensó bien y que la maestra tenía razón en decir que yo estaba siendo muy valiente por estar pasando por todo esto y que incluso estaba dispuesta a ayudarme en clase si es que lo necesitaba, ya ves que en las clases de historia y orientación estoy en mi grupo sin ti, y dijo que cuando tú no estuvieras, ella podía cuidarme ¿cómo vez?.

—¡Con qué la perra tiene corazón! Pues que te puedo decir, si es verdad lo que te dijo, me da mucho gusto, así sé que si necesitas algo, no sólo me tienes a mí.

—La verdad estoy agradecida con todos los de mi salón, por que en las clases que estoy con ellos, todos me tratan bien y me apoyan en lo que pueden, a veces me da sueño en las clases y ellos me andan despertando y me pasan los apuntes que no anoto y así.

—Eso es porque eres muy buena amiga Mili, y no solo yo veo lo fantástica que eres.

—¡Ay cálmate! Me vas a hacer llorar, ¿no ves que ando sensible? Don Deo calme a su esposa por favor — bromeó con Deo, quién sólo sonrío por llamarme su esposa.

Naciste Para ser Mía (parte 2 De Un Amor Adolescente) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora