Cuarto Poema

6 4 0
                                    

Otra vez el rojo mancha las calles.
¿Podrá alguien
algún día entender
la belleza de mi arte?
Las estrellas gritan
y la Luna me aplaude.
Quisiera que este espectáculo
nunca se acabase.

Sus lágrimas me suplicaban clemencia,
mi sonrisa la hallaba culpable.
Se arrastraba y se escabullía.
¡Que paisaje tan hermosamente implacable!
El rastro de rosas seguía,
Hasta lo más oscuro de la calle.
¡Oh, mi damisela querida!
Te queda genial el color sangre.

¿Por qué huyes,
por qué te escondes?
¿Acaso te da miedo que pueda lastimarte?
No tengas miedo,
No te va a doler;
No será la primera vez que te lastima alguien.

A mí ya me lastimaron muchas veces,
De solo pensarlo mi corazón arde.
¿Sabes el dolor que siente al saber
que no puede tener hijos una madre?
Sí, yo sufrí.
Mil veces lloré hasta secarme.
Y ahora pregunto viéndote de frente
¿Tú vida o tu vientre?
¿Qué es más razonable?

No me mires así;
De esa manera tan fea,
Sonríeme como cuando fuiste a consultarme.
¿No te acuerdas?,
Cuando me dijiste
Tan descaradamente:
Sácame esta criatura o voy a suicidarme.

Que irónico que tú tengas
Lo que yo anhelo.
Y aun así...
Me hayas obligado a extirparte.
Es hora de que pagues por tus tropiezos,
Venga,
Este humilde servidor va juzgarte.

Un corte por aquí y otro por allá,
Dime, ¿te duele? Dime, ¿te arde?
Shhh, no chilles, a alguien vas a despertar,
¿o quieres que también tu garganta raje?
Puedes suplicar piedad,
Aun no es demasiado tarde.

El campanario las doce marcaba.
Tú afligías.
Mientras,
yo carcajeaba.
Y así te vi perecer
Mientras cantaba:
El puente de Londres se va a caer,
se va a caer, se va a caer.
El puente de Londres se va a caer.
Mi bella dama

Blade D Ryuu


Poemario a la Luz de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora