VI

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No sabía donde colocar sus manos. Baekhyun estaba tan cerca de su existencia que le parecía un lujo y llevaba toda la hora prestando atención a la cercanía de sus manos en vez de a los protagonistas y sus hazañas, ¿cómo podría hablar de lo que estaban viendo cuando la película terminara si solo podía mirarlo a él?

Se sentía como el peor amigo del universo, el corazón le retumbaba tan fuerte que estaba asustado de que el mayor se diera cuenta de los sentimientos que afloraban dentro de él, haciéndolo sentir un tonto.

Aunque Baekhyun estaba igual.

Él se mantenía medianamente atento a la película, pretendía no tener ojos para nada más que el filme frente a sus narices, pero lo cierto era que poco le estaba importando si la niña era realmente un androide muy realista o simplemente un humano.

Sentía como si lo observaran de todos lados cuando decidía echarle un vistazo corto al menor, pares de ojos mentales juzgándolo por pensar en lo bien que él luciría bajo su cuerpo.

Tendría que darse una ducha de agua fría como aquella mañana.

Chanyeol aclaró su garganta asustándolo. Estaba tan perdido en sus imágenes mentales protagonizadas por ambos que pensó en él encarándolo por no prestar la debida atención a la película y tener fantasías sucias con quien tenía a su lado—. ¿Necesitas agua?

Estaba inseguro de si pedir perdón por no estar lo suficientemente concentrado o inventarle una excusa tonta como que olvidó sus lentes y no reconocía nada de lo que sucedía en la pantalla.

—No yo… no me prestes mucha atención, solo me picó la garganta.

Baekhyun asintió poco convencido, volvió su vista a la pantalla, observando al robot por computadora que se comportaba como un patán. Aunque volvió a desconcentrarse mirando de reojo a Chanyeol, quien estaba haciendo lo mismo. Asustándose al igual que él, porque se habían atrapado mutuamente.

—¿Por qué me estás mirando? —se atrevió a preguntar sin vergüenza alguna, mientras que Chanyeol tragaba en seco dándole al espacio de su teclado con las manos temblando. Parecía tan nervioso que evitó mirarlo por unos segundos buscando una respuesta que valiera la pena y resultara lo suficientemente creíble como para pasar desapercibido.

—T-tienes algo en la cara.

—¿Dónde? —sus dedos no tardaron de viajar por su rostro buscando lo que Chanyeol señalaba—. ¿Izquierda o derecha?

—D-derecha.

No encontró nada y cuando quiso preguntarle a Chanyeol en qué lugar exactamente tenía algo, este le tocó la comisura del labio con el pulgar a la vez que tomaba un respiro para que las manos no le temblaran tanto.

—Listo —le sonrió aunque en sus ojos se notaba como estaba mintiendo—, como nuevo.

—No tenía nada, ¿no es así?

Chanyeol lo miró sorprendido negando con las manos—. Te juro que tenías algo, ¿por qué te mentiría? No podría mentirte, ¿para qué lo haría? En serio no hice nada, solo tenías algo.

—¿Sueles decir más de la cuenta cuando mientes?

Agachó la cabeza apenado mirando sus dedos que no dejaban de temblar—. Sí, me pongo nervioso.

—Deberías controlarlo si esperas mentirme.

—Perdón, es que eres demasiado lindo y… —levantó la cabeza de golpe mientras que su rostro palidecía—. ¡No quise decir eso! Eres hermoso, pero… —quiso continuar, pero sus palabras se atoraron en su garganta—. Solo… estaba viendo lo lindo que eres, perdón.

DestelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora