16- Huelga de Hambre I

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Aquí el próximo capítulo, con mucho amor para mis pocos pero bellos lectores.
Terminando este capítulo, recordé a la primera persona que leyó y voto por mi historia y me sentí feliz.
Y bueno! Sin más!!!!

Huelga de Hambre I:

...

Habían transcurrido dos días desde el momento en que se había ejecutado el motín y los alrededores emanaban la tranquilidad previa planificada. Todo marchaba según lo acordado semanas atrás. La revuelta se había llevado a cabo con éxito y ahora, solo restaba organizar la fuga. Eran las 7:40 exactos de la mañana y Carlos se encontraba de pie frente a la estantería de la oficina central, había tomado una carpeta con la cual se había topado mientras husgaba entre los libros dedicando tiempo a estudiar los papeles que contenía, en tanto el jefe acudiese a la oficina para reunirse con él. Desde hacía unos años se mantenía fiel a Lampher a quién consideraba un líder óptimo pues reunía un poco de todos los atributos necesarios, además emanaba intimidad por cada segmento de su cuerpo. El resto de los reos fuesen afroamericanos o norteños le respetaban.

La documentación que ocupaba contenía datos administrativos del lugar como facturas de luz mensuales e información sobre los cargamentos de alimentos que entraban al lugar. Sin esperarlo dicha información lo exaltó terriblemente. Para las personas fuera la prisión todo se mantenía normal en Kleisnburg y aunque Alfort daba los partes diarios haciendo referencia a que todo en la prisión marchaba sobre ruedas solo era cuestión de tiempo antes de que fuesen descubiertos. De hecho, algunos reclusos se habían disfrazado de oficiales por dicho motivo. Si llegase un cargamento u otra inspección , eso y con un poco de suerte los supuestos funcionarios podrían ser capaces de hacerse del vehículo y de las personas a bordo haciéndole creer al conductor que eran trabajadores de lugar pero... ¿Que pensarían los de afuera si el cargamento no volvía?
No se podía contar con el tiempo disponible hasta la siguiente inspección. ¡Había que escapar ya!
Aunque debía agradecer a la suerte,pues habían tomado la prisión y afortunadamente el gobierno del país no estaba al tanto del suceso, Únicamente había un inconveniente que frenaba el escape: contaban con armas, municiones y alimentos. Solo faltaba...

- Jefe...- dijo soltando la carpeta sobre el estante.

Lampher había llegado. El mismo frotó su nuca con desdén mirando de reojo a Carlos, el castaño pelicrespo, la verdadera mente tras los planes de fuga y que desde altas horas de la mañana se encontraba en el sitio del encuentro en su espera. El narco se dirigió hasta el buró central sentándose sobre él.
Tras él caminaba Samir, un hombre de rasgos arábicos fuertemente arraigados, el cual tenía encargado el control y la disciplina del resto de los hombres mientras el jefe-narco ejercía otras funciones. Susodicho terminó desvíandose y dejándose caer sobre la butaca a su izquierda.

- Era necesario ser citado a esta hora de la mañana?- bromeó pensativo.

Lampher, sobre el buró imponentemente inclinó su rostro y dirigió toda su atención a Carlos que esperaba obediente que su jefe le permitiese hablar.

- Carlos ¿ que has descubierto sobre el lugar?

El pelicrespo acomodó sus gafas antes de empezar.

- Ayer investigamos todas las instalaciones de la prisión, quiero decir el resto que faltaba por impeccionar y encontramos algo muy interesante en la planta baja- aclaró sonriendo de lado.

- De que se trata?- preguntó con voz ronca.

-Un arsenal jefe!- saltó Samir desde la silla- Inmenso!!! Un cuarto lleno de armas!!!

El líder parecía interesado y a la vez sorprendido, así que se bajó de la mesa pensando que tal vez no había oído bien.

- Si me permite aclarar, señor- retomó Carlos- no considero que se trate de un arsenal. Estuve analizando minuciosamente el lugar y hay armas que datan de los años 80. Al igual que existen otras puramente inservibles. Pude notar que solo se contaba con un ejemplar de un tipo. Si me hago entender, en efecto el cuarto está repleto de armas pero cada una completamente diferente a la otra, por lo que no consideré que se tratase de un arsenal.

Prisionero en su prisión Where stories live. Discover now