Prisionero en su prisión

32- Prisionero en su Prisión XV

El siguiente capítulo narra situaciones de violencia psicológica, física así como lenguaje abusivo que pueden herir la sensibilidad del lector.

Capítulo un poco extenso en compensación por la demora.

Espero lo disfruten, hecho con mucho amor por y para ustedes.

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- Alfort está muerto- hipó el convicto.

- Maldición no puede ser cierto- se quejó otro reo tomando la botella de vodka para servirse- Ya es momento de largarse ¡maldita sea¡

- Sí, de-debemos...¡¿En que diablos está pensando Lampher?!

- Que crees?

Ambos miraron al unísono hacia la puerta que separaba el comedor de la cocina. Hanmsel salía de éste último, cargado de aperitivos los cuales intentaba acomodar en los bolsones de su chamarra.

- ¡¡¡Hanmsel!!! - llamaron a la vez, alzando la botella de vodka en señal de saludo e invitación.

El castaño descartó el ofrecimiento con un gesto de su mano y siguió su camino hasta salir del lugar.

- Suertudo- sonrió el menos alcoholizado.

- De qqque jablas?- volvió a hipar el segundo.

- ¿No lo sabes? Hanmsel está a cargo de velar por la mujer del jefe.

- ¿¿¿ Una mujer???¿¿¿Aquí en la prisión???- alzó una ceja incrédulo, la embriaguez se le había pasado de golpe.

- No, idiota - corrigió el primero pensando que no valía la pena hablarle al ebrio a su lado, igual iba a olvidarlo todo al día siguiente- Es un hombre, se trata del doctor.

- Bah!- expresó con desilusión-¿ Lo-lo loooo has visto?

- Como crees...? Desde que nos amotinamos no he puesto un pie fuera del subterráneo.

- Yo tampoco.

- ¿En serio? Nunca lo hubiese imaginado.- respondió con ironía resoplando ante el grave estado de embriaguez de su contiguo que se notaba a una milla.
Aclaró su garganta y se recostó sobre el espaldar de su silla
-Dicen que tiene la piel muy blanca y el cabello negro, labios rojos y ojos turquesa.

- Wow! Se oye ficticio...

- El jefe lo trata como princesa, no sale de su habitación en toda la noche. Ayer estaba particularmente furioso, creo que ha perdido completamente la cabeza.

- ¿Que quieres decir?

- Lo que trato de decir es...- inspiró profundo- Cada minuto que transcurre es un minuto que se pierde. Lampher desperdicia tiempo valioso en la recámara de ese chico, transcurren horas antes de dejarse ver. Está preso de esas paredes, además escuché decir que piensa llevarlo con nosostros cuando abandonemos Kleinsburg.

- Hablas en serio...?- entonó- No importa eso, yoooo solo quisiera largarme lejos, muy lejos.- cabeceó el ebrio antes de soltar un ronquido y caer rendido catatonicamente sobre la mesa.

- Sí, imbécil. Yo también quiero largarme de aquí.

Prisionero en su prisión XVII

Hanmsel

No podía dejar de sentirme preocupado, Alfort había muerto. La persona encargada de dar el reporte diario a los altos mandos de la central del gobierno había muerto y con su deceso se iniciaba la cuenta regresiva. Debíamos salir de la penitenciaria lo antes posible.