OCHO: CORAJE

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Ya había pasado una semana desde que Rin se acento en el palacio, excesivamente grande, de Sesshomaru. Muchas veces mientras caminaba distraída terminaba perdida entre los pasillos, solo para que algún soldado que pasaba por ahí le ayudara. Pero nunca le hablaban de buena gana.

Hasta ahora solo había entablado conversación con dos demonios dentro del grandísimo palacio; Una joven y hermosa demonio encargada de las cocinas, y una aun mas joven, que parecía ayudar con los quehaceres. En ese tiempo había entendido que dentro de los alrededores existían varias aldeas, donde vivían las familias de los muchos soldados que había visto en tan poco tiempo.

Cuando pasaba se inclinaban ante ella, pero nunca nadie le hablaba ni preguntaba como estaba. A veces ni siquiera contestaban cuando ella les preguntaba por como iba su día. Se sentía desdichada.

-¿Por qué no me toman en cuenta, Señor Jaken? -El la miró con ojos aprensivos, mientras la acompañaba a uno de los jardines. A veces incluso se sentía inútil.

-Eres la Señora del Oeste niñita. Una humana nada menos -Le dio una palmadita en la mano -Creo que solo están sorprendidos con el amo bonito. Sin mencionar que les debe dar miedo acercarse a ti -Lo ultimo lo dijo casi susurrado, pero no calmaba sus ansias.

A demás, Sesshomaru no estaba durmiendo con ella. La había empujado fuera de su vida.

En el tiempo que lo conocía ni una vez lo vio dormir, pero ese no era el real problema.

Al dar la vuelta por un costado del palacio vieron frente a frente al Señor Sesshomaru, que venia caminando con uno de sus comandantes. Miraba al frente mientras caminaba, y no parecía prestar real atención a lo que él le estaba diciendo.

En el momento en que la vio, volcó toda su atención en ella. Esos ojos nuevamente eran suyos, después de una semana sin poder verlo demasiado y con la sensación de que la estaba evitando.

La miro de pies a cabeza, reparando en los detalles de el Kimono que llevaba puesto, y que por supuesto como todos los que él le había dado, mostraban detalles que decían a viva voz que ella era su esposa.

-¡Rin! ¿A dónde vas mocosa? -El Señor Jaken, desesperado, le susurraba mientras ella caminaba decidida a plantarse frente a el.

Los ojos del demonio volcaron chispas a cada paso que ella daba, volviéndose completamente hacia ella, e ignorando al pobre hombre que seguramente le estaba informando de algo importante.

-Mi Señor, yo... -Sesshomaru la cortó en seco con solo una mueca de su rostro.

-Luego, Rin.

-Pero Amo...

-No tengo tiempo para ti ahora.

-¿Cuándo entonces? -La ira burbujeante comenzó a subirle por el pecho, mientras sus manos subían frente a ella, enfatizando sus palabras. -Una semana en la que no lo veo, Amo Sesshomaru. ¿Debo pedir audiencia ante usted? -Reconoció en su propio tono un deje de burla impropio de ella, pero eso no logro frenarla -¿Debo esperar otra semana igual que esta para que por lo menos me dirija la palabra? ¿O debo convertirme en uno de sus comandantes para que mis palabras tengan un poco de maldito peso? -Sin quererlo sintió el picor de las lagrimas en sus ojos mientras aun lo miraba con rabia, viendo como en su expresión nacía una mueca extraña.

Parecía asombrado genuinamente.

El hombre a su lado estaba horrorizado, esperando la reacción del demonio mas temido de esa tierra, y posiblemente al Este también.

-Cuida tus palabras, Rin. -Solo esas palabras, tranquilas y sin ánimos de al menos pelear con ella, y siguió caminando lentamente, pasado por su lado. -Jaken, ve a buscar al líder de la aldea al norte de nuestras tierras.

Someone to protect - Sesshomaru y Rin  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora