VEINTINUEVE: DORADO

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Dentro de la barrera todo tenía un tinte verdoso y morado sucio, mostrando la decadencia de la misma persona que lo mantenía en pie. La Joo no kiba no paraba de llamarla, pidiendo que la tome en su mano. La ignoró por completo, moviéndola hasta su espalda para evitar la tentación de empuñarla.

El cuerpo de su hija estaba completamente alerta, tenso como un hilo estirado a su máxima capacidad.

Un dragón carmesí de pura energía demoniaca poderosa avanzaba hasta Setsuna, haciendo que Rin se moviera para cubrir a su hija con su cuerpo. Clavó su colmillo sobre en el suelo, provocando que el ataque se esparciera a los costados de ellas, evadiéndolas.

-Pequeña Reina, nos vemos nuevamente -Su corazón le cayó a los pies al ver como Moroha, la niña de ojos cálidos y dulces, le hablaba a través de la mujer que la manejaba con sus hilos.

Gruñó, sin poder contener su dolor y rabia al ver que había vuelto a hacer exactamente lo que le hizo a ella hace tantos años. Los ojos marrones estaban vacíos mientras se reía, volviendo a cargar contra ellas.

Setsuna de inmediato atacó a Moroha sin querer hacerle daño, simplemente buscando moverla de su trayecto. Zero, desde detrás, movía los hilos a su antojo, haciendo que nuevamente un ataque de la niña buscara impactar en ella.

-Setsuna, retrocede. -Rin tenía conocimiento de lo que le había hecho esa mujer a su hija, provocando en ella una furia que jamás había sentido antes.

-No me iré sin luchar, Madre.

-Que conmovedor. ¿Por fin pudiste conocer a tus hijas, Hibrida? -Las voces chocaban en sus oídos desde dos puntos diferentes, donde Zero manejaba a Moroha. -Que madre tan mala. Las abandonaste siendo apenas unas recién nacidas.

-Maldita bruja despechada y loca -Masculló entre dientes, provocando una risa baja y burlona de su hija mientras esquivaba un ataque de Moroha.

Setsuna y Moroha se vieron inmersas en una lucha cargada de recelo, donde se podía ver que la pelinegra no quería atacar a su prima, mientras la castaña se limitaba a bloquear cada golpe que la primera le propinaba con sumo cuidado de no dañarla. Rin tomó ventaja de la concentración de la bruja en mantener el lazo con Moroha, moviéndose contra ella para atacarla directamente.

-Reina del Oeste, ¿No recuerdas que si me matas, muere también la niña? -Una flecha sagrada lanzada por Moroha llegó hasta ella, casi sin darle tiempo para frenarla con su mano.

-No puedo contenerla -Setsuna estaba aferrada al cuerpo de la niña, abrazándola con fuerza mientras la otra convulsionaba intentando moverse y dañarla.

-Y-Yo... Yo no q-quiero -Moroha hablo, mientras su espada se movía en su mano, intentando alcanzar a su prima. -Setsuna p-perdóname -Sintió el filo de la hoja de Moroha corar la piel de Setsuna, provocándole un gran dolor a ella misma.

El pecho le dolía. Ellas no se merecían sufrir de esa forma, por pecados inventados en la cabeza malsana de una mujer despechada y loca.

Esforzó sus ojos al máximo, buscando, como la ultima vez, el hilo que estaba uniendo irrevocablemente la vida de la mujer con la niña. No fue capaz de divisarlo, teniendo a Zero en su cuello con una cuchilla extraña.

-¡Mamá! -El grito de miedo en su hija le llegó claro y fuerte, casi distrayéndola de su movimiento. Con uno de sus chuchillos cortos le corto el brazo a Zero, aprovechando el estremecimiento de dolor de la mujer para saltar lejos de ella, cortando a ciegas con su colmillo el aire en la dirección donde estaban las chicas.

Setsuna soltó a Moroha de un momento a otro, con los ojos entornados y llenos de determinación. Comprendió que su inteligente hija había visto algo, por lo que ella corrió a tomar a Moroha en su lugar, aprisionándola en sus brazos desde la espalda.

Someone to protect - Sesshomaru y Rin  [+18]Where stories live. Discover now