Rebel Alpha

Capítulo 11 -𝘉𝘢𝘳𝘳𝘢 𝘭𝘪𝘣𝘳𝘦-

El plan casi fracasa por culpa de Lili y Daniel, pero mi beta por suerte se quedará allí para terminar el trabajo.

Deshacerte del cuerpo de los vampiros usualmente es un trabajo fácil. Excepto cuando tres mundanos aparecen de la nada y nos interrumpen. Tuvimos que meterlos en menos de dos segundos al contenedor, y el maldito no quería cerrar... Por eso me encontraron arriba de ese enorme bote de basura.

Estaciono mi motocicleta en donde están aparcados los autos de las personas que vinieron a la fiesta.

Tengo que encontrar a ese vampiro, sé que tiene información que tal vez sea necesaria.

—¿Por qué no mejor vamos y le arrancamos la cabeza a esa estúpida con la que estaba Daniel? — Mutare parece bastante enojada, o, mejor dicho: celosa. Pero no puedo regañarla, yo estoy igual que ella, pero trato de pensar en eso lo menos posible.

—Tenemos que encontrar a Stefan. Y de esa manera poder ayudar a que James esté con su mate sin tantas mierdas. Deberías de dejar de pensar en él— Y es verdad, tenemos que cambiar las cosas.

Mi loba comprende el mensaje y cierra el enlace.

Voy apartando a humanos sudorosos y borrachos de mi camino cuando por fin doy con ese olor tan repugnante y único que tiene Stefan.

Cuando estoy enfrente de él lo tomo del brazo y lo llevo conmigo a un lugar lejos de tantas personas.

—Vaya lobita, cuanta prisa tienes— Después de pronunciar esa frase el idiota me sube en su espalda y usa su velocidad de vampiro para que lleguemos a un lugar en donde está el más profundo silencio.

—¿Qué haces? — El solo se ríe de mi cabello, el viento y la velocidad hicieron lo que quisieron con él.— ¡Cállate sabandija!, ¿y si alguien nos vio?

—Tranquila, todos estaban intoxicados— Se acerca a mí y trata de arreglar mi cabello.

— ¡Suelta! — Digo cuando comienza a enredarlo más.

—Bien, aburrida... ¿Para qué soy bueno? — Ve una roca gigante y se sienta en ella-

— ¿Conoces a Klaus Clementine? — Se puede notar que se ha pesto tenso— ¿Te suena el nombre de Elena?

—¿La chica que mataron sin piedad alguna? — Voltea a mirar al suelo y luego baja de un salto de la roca— Si, me suenan esos dos nombres, ¿y a ti?

—¿Lo sabías? — El me mira esperando que siga con mi pregunta— ¿sabías que eran mates?

—Lo que me sorprende es que tú lo sepas...— Corre hacia mí y agarra mi cuello, observando como la sangre corre por mis venas— La hija de esa despiadada monarca, no debería ser confiable.

Mantengo mis ojos fijos en los de él sin soltarme de su agarre.

—Lo mismo diría de ti, tu padre y mi madre no son diferentes— El me suelta y se aleja mientras niega con la cabeza. — Por más que niegues ser el príncipe de los vampiros, lo eres. Y tienes que afrontarlo y no ocultarte en este mundo.