Extra 1-𝘎𝘦𝘮𝘮𝘢 𝘞𝘪𝘭𝘭𝘪𝘢𝘮𝘴 (2/3)-

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El ardor de mi nariz hizo que mis ojos se abrieran lentamente y mi mano fuera directamente hacia el lugar rasposo, parecía que las lágrimas lo habían resecado y la textura era bastante rasposa

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El ardor de mi nariz hizo que mis ojos se abrieran lentamente y mi mano fuera directamente hacia el lugar rasposo, parecía que las lágrimas lo habían resecado y la textura era bastante rasposa.

¿Dónde estoy?

Lo único que mis ojos divisaban en ese momento era un techo azul marino con una bombilla en él, esta estaba apagada.

Moví mi cabeza de lado a lado intentando alejar el profundo mareo que sentía, y al hacerlo, divisé sombras a mi lado, así que me levanté del lugar en el que me encontraba acostada y miré a mis lados.

Eran niños, más o menos de mi edad. Todos estaban profundamente dormidos.

Los miré con miedo, recordando lo que había pasado la noche anterior.

Mi cabeza comenzó a crear miles de teorías en donde un grupo de maleantes secuestraban a niños para hacer sabe que cosas con ellos.

Tapé mi boca con temor y las lágrimas amenazaron con correr por mis mejillas, pero esta vez fui fuerte y no las dejé caer.

Cerré mis ojos, mientras llamaba a mamá con súplicas.

Unos minutos después, la bombilla sobre mi cama se prendió, obligándome a abrir los ojos al igual que a los niños a mi alrededor.

Dejé de respirar por un momento al ver a la misma persona con la máscara con una franja en horizontal.

Las manos de aquella persona desconocida fueron hacia aquel objeto que cubría su rostro, y sin pensarlo, la quitó del lugar.

Detrás de aquella máscara había un hermoso rostro, era una mujer con cabello cobrizo (casi como el de mamá), tenía unos rasgos muy marcados y su piel era de un bello tono canela.

Nos miró a todos con detenimiento y alzó una ceja.

—¿Qué hacen aún en la cama? — Preguntó con crudeza—¡Los quiero fuera de aquí en 3 minutos!

Salió sin mirarnos y todos soltamos un chillido.

Ya habían pasado unos segundos y nadie se atrevía a salir de su cama, hasta que un niño con cabello rizado hasta los hombros se levantó de la cama, tenía unos profundos ojos cafés y su piel era bronceada.

Allez ! Qu'est-ce que vous attendez? —Gritó de repente el pequeño, en un idioma que la pequeña niña no entendía. — Ils ne me gronderont pas à cause de vous !

Voltee a ver a los demás chicos y nadie parecía haberle entendido.

—C-creo q-ue quiere que hagamos lo que la señora nos dijo— Dijo un niño de cabello negro, parecía más grande que todos nosotros. —Andando.

Sin pensarlo demasiado, los demás lo seguimos, haciendo que una sonrisa de autosuficiencia se posara en la cara del pequeño de rizos.

Salimos a un estrecho pasillo, en donde nos esperaba aquella mujer junto a un hombre más bajo que ella pero que parecía todo lo contrario a ella, él era sonriente y tenía rasgos asiáticos.

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