Capítulo 3: Cómo ir a la universidad y sobrevivir 101

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Al mismo tiempo en el que XiChen cruzaba las puertas del gimnasio, Jiang Cheng cruzaba las puertas de la universidad. Odiaba esa parte del año, donde tenía que anotarse para las materias. Su semestre normal y sus materias regulares no eran nada para preocuparse, pero lo que lo ponía de mal humor eran las opcionales. No solo tenía que inscribirse en las materias de su carrera, sino que también en materias que no le gustaban. Había elegido como una opcional Historia del Arte, porque era la única que parecía interesante. Habían más opciones pero o se superponían con sus materias principales o estaban todavía más relacionadas con el arte, y el era malísimo en el arte. El único arte que disfrutaba se leía, con palabras, no pinturas, no música, parecía que Wei WuXian había obtenido todo el talento musical que su padre tenía. Por otro lado, Jiang Cheng había aprendido a dar los mejores masajes de su mamá, así que no se quejaba.

Se mostraba algo molesto con el hecho de que si no metía otra materia no llegaría a los créditos de ese año. Wanyin necesitaba terminar su carrera, incluso si aún le quedaban dos semestres completos que cursar. Parecía ser inútil, quería una cursada tranquila pero los problemas no dejaban de surgir.

Luego de esperar en la línea por una hora y media, -lo que no le importaba porque se la pasó leyendo, -entró a la oficina de la secretaria. Le pidió que se sentara, le dio sus documentos, su número de legajo, su identificación y el documento con todas las materias cursadas y aprobadas. Sus ojos estaban fijados sobre la secretaria tipeando en la computadora. Sus uñas largas hacia irritantes sonidos mientras ella apretaba cada tecla.

-Bien, ¿estás aquí para enlistarte a qué materias? -Ella le miró. Jiang Cheng sacó su teléfono para leerlos los códigos de cada materia, ella tipeaba bastante rápido mientras asentía. -Lo siento, hay un problema. -Le dijo frunciendo el ceño.

-¿Cual? -El corazón de Jiang Cheng se congeló por unos segundos, al igual que su cuerpo completo.

-No hay más vacantes para la clase de Historia del Arte. -Le dijo directamente. -Lo siento... ¿Hay alguna otra materia a la cual quieras inscribirte?

-Eh... Yo... -Estaba algo atontado, sin palabras. Había revisado y se suponía que habrían suficientes vacantes para que pudiese entrar. -¿Podría...? ¿Podría saber que otras optativas hay disponibles para mi carrera? Necesito los créditos.

-Bueno... hay solo una más disponible según tus horarios. Tiene cuatro créditos.

Exactamente lo que necesitaba. -Inscribame, por favor. -Le dijo rápidamente. -¿A qué hora es?

-Es después de Psicopedagogía II.

-Oh, perfecto. ¿Qué materia es? - Supuso que probablemente era Arte, podía lidiar con eso. Por lo menos podía dibujar decentemente.

-Música Clásica 101: Las bases de la música.

-Carajo. -Susurró entre dientes. Tenía que ser música.

-La inscripción está hecha. ¿Te gustaría que imprimiese tu horario?

-Por favor. -Jiang Cheng le pidió mientras suspiraba. Necesitaba llegar al café de la Abuela Wen. Cortésmente, saludó a la secretaria antes de salir del edificio con apuro, no tenía tiempo para desperdiciar quejandose sobre la estúpida clase, necesitaba ir a trabajar. Se había olvidado su skate, así que tuvo que correr, sólo para parar cuando un hermoso y brillante medio círculo amarillo apareció sobre la entrada de un edificio rojo. En letras naranjas estaba pintado un bello cartel que leía "Café del Amanecer."

Pintura carmín decoraba la parte exterior del edificio así como el interior de este, sin embargo, teniendo una biblioteca alta de dos pisos de piso a techo, ese color no era tan llamativo dentro. La tienda apenas era de 15 metro por 15, una pared llena de libros hasta reventar. La pared opuesta a esta tenía el mosrador, un pequeño lugar en el cual todos los cafés se hacían y donde todas las diferentes cosas dulces estaban para que todos las vieran. La Abuela Wen hacía al menos dies pasteles todos los días para vender. Jiang Cheng admiraba a la mujer por su diligencia, incluso aunque sabía que Yanli le ayudaba. La mujer estaba alrededor de sus sesenta años y aún así amaba hornear como lo hacía hace treinta años.

Mi fantasía azul | XiChengOù les histoires vivent. Découvrez maintenant