Loverboy. (LangaxReki)

7.

Su hermana entró a su cuarto de la nada, asustándolo, ¿acaso no había hablado ya con ella miles de veces diciéndole que debía de tocar antes de entrar?

-Reki, hay un niño muy lindo afuera buscándote- la mayor de sus hermanas estaba parada en el marco de la puerta con una sonrisa burlona, enfatizando la palabra "lindo" mientras lo decía.

"Mierda" pensó el pelirrojo, a pesar de que ya sabía que él estaría ahí, no podía evitar sentirse incómodo. Se paró rápidamente y fue hacia la puerta, supuestamente con la intención de decirle que se marchara.

-Tardaste mucho, no podía esperar menos de un slime como tú.

-No quiero verte, ni a ti ni a nadie, ¿es muy difícil entenderlo?-trató de sonar duro, pero no podía serlo completamente con él.

-No me interesa, vámonos si no quieres que te lleve arrastrando- Miya estaba con un tono serio, no había escuchado ese tono de él ni cuando competía. 

Reki estaba a punto de meterse a su casa, cuando sintió que el menor lo jaló con fuerza para que volteara.

-Hablo enserio, Reki.

El pelirrojo no quiso seguir provocándolo, sabía que eso era mala idea, además que no estaba con ánimos para ello. Ambos subieron a sus patinetas y fueron en una dirección un tanto familiar. En el camino, Reki estaba pensando sobre el por qué habían tomado ese camino, pero lo que más le daba vueltas era el qué tenía que ver Langa con él, en el sentido de que sabía que iría a su casa. ¿Acaso Langa lo había mandado?, no, él no haría eso, pero entonces no lograba tener una explicación a lo que estaba pasando realmente.

Llegaron por fin, el restaurante de Joe. Miya hizo que se detuviera, y ambos se quedaron parados frente a la puerta, hasta que se escuchó un sonido extraño desde adentro del lugar.

En eso, el mismísimo Joe, vestido de mesero, que en realidad no se parecía en nada a lo que usualmente usaba en otros días, abrió la puerta, dejando entrar primero a Miya, el cual, demostró ser un gato, entró de forma ágil casi sin hacer ruido y con una velocidad impresionante, o al menos ese era el punto de vista de Reki.

-Por favor, entra- habló el Kojiro mientras le daba una sonrisa gentil, a lo que el Reki hizo una mueca, pero le obedeció.