C. 5. ¿Una segunda oportunidad?

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Sus ojos están tan oscuros como la ultima vez que los vi. Ambos sosteneos nuestras miradas sin decir nada. Su semblante es serio, firme. Yo siento mis piernas temblar, pero intento mantenerme firme frente a él. Siento las lagrimas en mis ojos, que amenazan con salir. Sin embargo, no me permitiré llorar ahora, no frente a él. Pero es tan difícil tenerlo aquí haciéndome frente después de tantos años. Puedo sentir como mi corazón esta acelerado y como mi piel se eriza con tan solo su mirada. No puedo creerlo, incluso después de tantos años, me sigue poniendo nerviosa su presencia.

Soy una tonta.

-¿Mamá?-mi cuerpo se tensa. Veo como los ojos de Pavel abandonan los míos para ver quien se esconde detrás de mi. Su dulce y tímida voz me obliga a girarme un poco, para encontrarlo. Mi pequeño Ney esta escondido detrás de la puerta de nuestro apartamento, asomando a penas un poco su cabeza por el pequeño hueco que se forma al estar entre abierta.-Mami...¿Quién es él?-pregunta al notar la presencia de Pavel.

No dije nada, me quede callada preguntándome a mi misma que podría decirle. Volví la mirada a Pavel buscando algo, algo que sabia no encontraría. Entonces ¿Qué puedo decirle? ¿Seria correcto que le diga que es su padre? No, no creo que sea él momento. No puedo ilusionar a Ney, para que luego este hombre, destruya sus sentimientos. Seguramente Pavel debe seguir pensando que lo engañe y que este no es su hijo. Lo que me hace preguntarme ¿Qué es lo que vino a buscar? ¿Por qué vino hasta aquí? 

¿Qué le digo a Ney? No es como que pueda explicarle la situación a un niño de cuatro años, para luego esperar a que lo comprenda. No podría entender porque su padre nos abandono y tampoco podría entender el porque su padre no lo reconoce como su hijo. No, no puedo decirle que este hombre es su padre. No es el momento para eso. Tal vez, nunca lo sea...

Puedo ver como Pavel lo observa, esta estudiando cada detalle en Ney. Mi pequeño rubio es tímido y no le gusta ser observado por personas desconocidas. La mirada fija y penetrante de Pavel lo intimida, así que sale del apartamento y corre a esconderse detrás de mi, abrazando ligeramente una de mis piernas. Pavel frunce el ceño confundido y me atrapa mirándole.

-Es un viejo amigo, cariño..-respondo mientras sostengo los ojos color azul océano de Pavel que tanto se asimilan a los de Ney.-Ya se va..así que entra, prepararé la cena.-informo mientras bajo la mirada a mi hijo y le doy una sonrisa dulce. Sacudo un poco su bonito cabello dorado, despeinándolo. 

Sonríe tiernamente y asiente. Veo como le da una ultima mirada a Pavel y luego se va devuelta al apartamento. Suspiro, cuando la puerta se cierra. Es la mejor mentira que se me ha ocurrido. Mi cabeza no a dado para mas. Sin embargo, yo tambien decido irme ignorando por completo la presencia de Pavel. Así que no lo miro. Tomo la bolsa con la leche, me doy media vuelta y comienzo a caminar en dirección a la puerta.

-Espera..-su voz logra frenar mis pasos. Me detengo en seco dándole la espalda y espero a que diga algo.-Jessica, tenemos que hablar..-niego levemente.

-No..-mi voz sale mas débil de lo que pretendía. Siento mis ojos cristalizarse.-No hay nada de que hablar, Pavel.-entonces mi voz toma un poco de firmeza, pero mi pecho se contrae. Duele, duele mucho. Respiro profundo, mientras mi mirada se nubla por culpa de las lagrimas que aún no he dejado ir.-Supongo que..hiciste tu vida sin mi ¿no? Yo tambien hice la mía..sin ti.-las lagrimas bajaron libre por mis ojos. Apreté mis puños con fuerza y apunto de desmoronarme por completo continúe mi camino adentrándome a mi apartamento, dejándolo atrás. ¿Tenia que hacerlo cierto? Tenia que dejarlo ir, como el lo hico conmigo...

Fue lo correcto. 


Pavel

ᴅᴇᴍᴀꜱɪᴀᴅᴏ ᴛᴀʀᴅᴇ ᴘᴀʀᴀ ɴᴏꜱᴏᴛʀᴏꜱ ©Where stories live. Discover now