C. 6. Ironía

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Doy un largo bostezo, mientras voy camino a mi escritorio. Me duele el cuerpo, tengo un fuerte dolor de cabeza y me siento demasiado cansada. Sin embargo, no entiendo porque. El fin de semana lo pase bastante tranquila con Ney, vimos varias películas, tuve mis comidas completas y dormí lo suficiente como para tener energía. Extrañamente, me siento mucho mas cansada que antes. A de ser porque aquella fue una semana muy agotadora y necesito más horas de sueño tal vez...

Cuando llego a mi escritorio me siento en mi silla y comienzo a ver la pila de documentos que tengo que arreglar para el jefe el día de hoy. Doy un suspiro al ver que son bastantes documentos. Leo algunos, pero me cuesta bastante, el dolor de cabeza que siento es tan grande y molesto que no puedo ver con claridad las palabras escritas.

Me siento horrible.

-¡Hart!-escucho el llamado de mi jefe, cuando sale de su oficina.-Quiero esos documentos arreglados en media hora.-levanto mi mirada, con los ojos como platos para mirarlo sorprendida.

¿Acaso está loco? No puedo tener esto listo en media hora. Es casi imposible...

-Disculpe jefe, pero..-no me deja terminar.

-Si no te sientes capaz, entonces puedo despedirte y contratar a alguien que si pueda hacerlo.-amenaza mirándome firme a los ojos, con su típico semblante serio. 

No es una opción ser despedida. A pesar de que está semana tampoco tendré salario, es la única manera de mantenernos a Ney y a mi a flote. Sin poder hacer nada mas, asiento levemente y le ruego al cielo que mi dolor de cabeza comience a desaparecer. Empiezo a llenar los documentos uno por uno, leyendo palabra por palabra. Sin embargo, mi dolor de cabeza, no hace nada mas que empeorar. Tanto que mientras relleno los últimos documentos, mis ojos comienzan a humedecerse demasiado, al punto en que comienzo a llorar involuntariamente. Las lagrimas cae sobre los documentos, pero eso no me podría importar menos. Este dolor se siente como el infierno.

Mi jefe al cabo de media hora, como bien dijo él, se presentó en mi oficina, para recoger los documentos ya listos. Me observó llorando, pero no dijo nada solo se limito a observarme por varios segundos y luego se marcho de vuelta a su oficina. Pase el resto del día bebiendo algunas pastillas para el dolor, pero no funcionaron. Ahora mismo solo queria tirarme en una cama y dormir hasta que este dolor desapareciera. Tristemente no podía darme ese lujo, ya que cuando saliera del trabajo tendría que ir por Ney, luego preparar la cena y finalmente hablar con el encargado del edificio para informarle que no puedo pagar el apartamento esta semana y la siguiente tampoco.

Mientras la hora de salida se acercaba me comencé a sentir terriblemente débil. Tenia incluso miedo de levantarme, porque pensé seriamente en que mis piernas no aguantarían y me caería. Solté un suspiro largo y tire mi cabeza hacia atrás unos segundos manteniendo los ojos cerrados. Estuve varios minutos así, tratando de tranquilizarme un poco, hasta que de pronto mi teléfono comenzó a vibrar sobre mi escritorio. Mordí mi labio inferior y volví a abrir los ojos. Tomé mi teléfono y ni siquiera me moleste en mirar el nombre. Simplemente conteste y lo puse en mi oreja.

-¿Hola?-murmure débilmente.

-Jessica, escúchame, por favor..-por supuesto que reconocí su voz de inmediato. También me pregunte como diablos consiguió mi numero de teléfono. Sin embargo, debido a mi mal estado, no le di muchas vueltas.-Necesitamos hablar.-asentí para mi misma.

-Entiendo.-murmure por lo bajo.-Pero no será hoy..-dije esperando a que al fin me dejara en paz. No tengo tiempo, ánimos o fuerza para esto.

-¿Todo esta bien?-por un segundo sus palabras me llevaron al pasado. A ese día.-Suenas un poco extraña.-solté una risa amarga. Esto es increíble.

Vaya, me abandono hace cinco años atrás estando embarazada y dejándome con el corazón roto. Ni siquiera le preocupaba si moría en ese momento, pero ahora, cinco años después le importa como me encuentro. Vaya ironía.

-Estoy de maravilla.-dije sarcástica. Realmente siento que moriré. No le di tiempo a decir nada mas.-Adiós.-colgué. Mire la hora en mi reloj de muñeca y me levante como pude de mi asiento. Es hora de ir por Ney.


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-Mami...-dice Ney mirándome mientras corto las zanahorias para la sopa.-¿Estas bien?-su pregunta me frena de golpe y me detengo. Tomo una gran bocanada de aire y finalmente giro un poco para sonreírle. ¿Se a dado cuanta de que no me siento bien? ¿Qué tan mal tengo que verme, para que mi hijo de cuatro años lo note? Por dios.

-Tranquilo, cariño. Solo estoy un poco cansada.-le digo mientras vuelvo la mirada hacia los trozos de zanahoria. Ney no dice nada más y continua jugando, con sus carritos. Mientras me esfuerzo bastante para mantenerme de pie y no derrumbarme en el suelo.

 Me siento peor que antes. Ya han pasado varias horas desde que busque a Ney y mi estado cada vez empeora mas. Creo que luego de preparar la sopa, iré a dormir un rato. Necesito dormir aunque solo sea un poco.

Termino de cortar las papás, las zanahorias y las tiro en el agua que hierve ferozmente. Suspiro pensado que ahora solo tengo que esperar a que este la sopa. Pero tocan la puerta repentinamente y repetidas veces. Suspiro, debe ser el hombre del alquiler. Dejo la sopa preparándose y voy a atender a la persona que está esperándome en la entrada. Pero antes tomo el teléfono de la encimera. He recordado que se esta quedando sin batería y cuando termine de hablar con ese hombre lo llevare a mi habitación para dejarlo cargando. Abro la puerta del apartamento, cuando llego y me encuentro al encargado del edificio. Efectivamente, él viene por el alquiler.

-Buenas tarde, he venido por...-se queda callado cuando eleva la mirada para mirarme.-Señora...¿Sé siente bien?-yo frunzo el ceño un poco y asiento ligeramente. Pero ese hombre sigue mirándome un poco preocupado. 

Abro la boca para decirle que estoy bien aunque no sea cierto, pero las palabras no salen, puedo decir absolutamente nada. El dolor de cabeza se convierte en un dolor de cabeza intensamente doloroso. Siento un leve mareo que golpea fuertemente mi estado en estos momentos. Me sostengo como puede del umbral de la puerta cuando siento que estoy apunto de caer. A causa de eso dejo que mi teléfono caiga al suelo. Pero a pesar de todo mis esfuerzos para no caer las pocas fuerzas que quedaban en mi cuerpo me abandonan sin previo aviso. Mis piernas me traicionan y caigo al suelo fuertemente. Mi cabeza golpea fuerte contra el suelo y eso solo hace insoportable al dolor. Suelto un quejido de dolor cuando eso pasa.

-¡Oh por dios!-escucho la voz del hombre que antes se encontraba frente a mi.-¿Qué hago..? ¿A quien llamo?-lo escucho decir desesperado.

Mis parpados se comienza hacer pesados al cabo de algunos segundo. Mi visión se comienza a borrar impidiéndome saber que esta pasando a mi alrededor. La voz de ese hombre cada vez se comienza hacer mas lejana, pero pe parece escuchar tambien el llanto de un niño pequeño. Ni siquiera tengo tiempo para asimilar si se trata de mi hijo cuando finalmente mis parpados se hacen tan pesados que no puedo soportarlo, cierro mis ojos y como si de un interruptor se tratara, todo termina.



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ᴅᴇᴍᴀꜱɪᴀᴅᴏ ᴛᴀʀᴅᴇ ᴘᴀʀᴀ ɴᴏꜱᴏᴛʀᴏꜱ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora