Capítulo 3

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Billie tomó un sorbo de su bebida, una mezcla congelada azul que era dulce y refrescante. Suspiró con satisfacción mientras observaba a dos mujeres que se divertían en la piscina. Por primera vez en meses, estaba realmente relajada. Incluso había hecho lo que Renata había sugerido...apagar su celular. Bueno, no exactamente. No se había atrevido a apagarlo realmente, pero si lo había dejado en su habitación. Podría haber una emergencia, razonó. Pero en realidad, no estaba preocupada por la oficina. Había contratado a dos contadores y a Renata.

Confiaba en todos ellos de forma implícita pero especialmente en Renata. Sabía que ella mantendría las cosas en funcionamiento, sin problemas, en su ausencia. Planeaba hacer revisiones con ellos de vez en cuando, eso era todo. Aparte de eso, haría todo lo posible para alejar la oficina de su mente. Estaba allí para relajarse y recargar, como Renata había dicho. Tenía la intención de hacer precisamente eso.

—Te vas a quemar si no tienes cuidado. —Billie había estado tan absorta en sus pensamientos que no había escuchado la aproximación de la mujer.

Volteó su cabeza, encontrando a una atractiva joven que le observaba con una sonrisa perezosa. Ella levantaba una botella de loción.

—Protector solar. —dijo la mujer. —Recomiendo esta marca. —otra sonrisa. —E incluso ofrezco mis servicios si no puedes llegar a todas partes. Ya sabes...la espalda...por ejemplo. —Aunque seguía sorprendida por la audacia de la mujer, Billie sonrió.

Habían pasado demasiados años desde que alguien tan joven y atractiva había coqueteado con ella. Aun así, no estaba realmente tentada a seguirle el juego.

—Estoy bien. Gracias de todas maneras—dijo amablemente. Se dio la vuelta, con la esperanza de que la mujer se fuera.

—Sé que todavía no es junio, pero no se puede ser demasiado cuidadosa. Soy _______, por cierto.

Billie se volvió hacia ella tratando de estimar su edad. Finalizando los 20, supuso. Tenía una sonrisa bonita.

—Billie. —dijo ella. Para su sorpresa, la mujer acercó una tumbona y se dejó caer en ella, todavía con la loción.

La ojiazul notó que la mujer llevaba pantalones cortos y una camiseta y se preguntaba si había un traje de baño bajo sus ropas. Todas las demás en la zona de la piscina estaban vestidas apropiadamente.

—Billie. Me gusta. ¿Estarás aquí toda la semana?

—Aunque estoy halagada por tu atención, realmente no estoy interesada—dijo sin rodeos, con la esperanza de que la mujer entendiera la indirecta.

Entonces la mujer inclinó hacia un lado su cabeza mirándole perpleja.

—¿Interesada en qué? ¿La loción?

Ahora sintiéndose completamente avergonzada, se dio la vuelta. Grandioso. Ni siquiera podía diferenciar un coqueteo de una conversación normal. Realmente necesitaba salir más.

—¿Entonces? ¿La semana? —la mujer..._______...preguntó nuevamente.

—Se supone que estaré aquí hasta el sábado. —Billie se preguntaba cuan grosero sería si simplemente le decía a la mujer que se fuera...que quería estar sola. Empujó sus gafas de sol hacia la parte superior de su cabeza, con la intención de hacer precisamente eso.

Pero una mirada hacia esos ojos color chocolate simplemente le robó el aliento. De hecho, ni siquiera podía recordar lo que había estado a punto de decir. Las palabras que salieron ciertamente no lo eran.

—¿Cuántos años tienes?

_______ se echó a reír.

—Para futuras referencias, esa no es una gran línea de apertura—Billie dejó caer sus gafas sobre sus ojos, con la esperanza de ocultar su vergüenza.

—Olvida que lo pregunté. —murmuró ella.

—Está bien. De hecho, mi cumpleaños es esta semana. Veintiseis.

—¿Oh? Lo has dicho con bastante facilidad. La mayoría de las mujeres se estremecen ante la idea de cumplir los 26 y tratan de aferrarse a los 23 el mayor tiempo posible.

—No, estoy bien. La edad no significa nada realmente. Es sólo un número. —dijo ella con facilidad—Me siento cómoda con lo que soy y donde estoy en la vida. —inclinó hacia un lado su cabeza nuevamente—Voy a adivinar que tienes...oh, no sé...40—Billie en realidad se quedó sin aliento.

—¿Cuarenta? ¿Cuarenta? —Dios ¿lucía de 40?

_______ se echó a reír.

—Es una broma. Veo que la edad es importante para tí.

Billie sonrió y le siguió el juego.

—Sí. Y para futuras referencias, esa no es una gran línea de apertura. —suavemente aclaró su garganta, sintiendo la necesidad de compartir su edad por miedo a que _______ realmente creyera que tenía 40.

—Tengo 29. Mi cumpleaños es en un mes.

—Bueno...cuando tú y yo celebremos mi cumpleaños esta semana, también incluiremos un brindis por el tuyo.

Billie levantó sus cejas.

—¿Crees que lo celebraremos juntas? ¿Siempre eres así de atrevida?

—Sólo con las mujeres cuyas piernas se ven como las tuyas. —Billie ahora se sonrojó abiertamente, se sentía un poco fuera de su elemento.

Esta atención tan descarada...no estaba acostumbrada a ella. Estaba tratando de pensar en una forma educada de pedirle a la mujer que le dejara en paz cuando alguien gritó el nombre de _______. Era Emma, la mujer que la había registrado anteriormente.

_______ volteó hacia Billie, ofreciéndole una sonrisa de disculpa.

—Supongo que mi cuarto está listo. Disfruta de tu insolación. —_______ le regaló una linda sonrisa y deslizó suavemente la loción entre sus muslos.

Billie se sorprendió por el estremecimiento que sintió ante un acto tan simple, aunque descarado.

—Nos vemos más tarde. —dijo _______ con un guiño.

Billie la vio alejarse...baja pero segura...y se sorprendió al darse cuenta que sus ojos estaban pegados no a sólo un par de piernas sino a un buen culo. Apartó su mirada, agarrando rápidamente su bebida y chupando una cantidad generosa a través de la pajilla (pitillo, popote).

Sí, realmente necesitaba salir más.

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Midnight Moon (Billie Eilish y Tu)Where stories live. Discover now