Capítulo 33

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Billie se reclinó en su silla de oficina, su teléfono apoyado casualmente en su oído. Estaba sonriendo incontrolablemente mientras _______ le contaba sobre el contratiempo con la pintura esta mañana. Su risa era música para sus oídos.

—Podría haber sido de los tres chiflados. —dijo _______. —Por suerte sólo fue una escalera de cuatro pies, pero dos galones de pintura fueron a parar en mi cabeza. Realmente tengo que quedarme con la supervisión.

—¿Seguramente alguien tomo una foto? —preguntó Billie.

—Por desgracia, sí. Estoy segura que ahora todo está en Facebook. —dijo _______ con una sonrisa. —Me aseguraré de enviártelo.

—Es una pena que no ocurriera cuando estaban terminando aquí. Podría haberlo visto de primera mano. —dijo ella.

Permanecieron en silencio por un momento, luego _______ aclaró su garganta.

—Probablemente debería dejar que regreses al trabajo.

Billie miró su portátil, sabiendo que tenía varias cuentas que necesitaban su atención. Sin embargo, ninguna era tan atractiva como charlar con _______.

—Tengo un par de minutos. —dijo ella.

—¿Sí? ¿Tiempo suficiente para una charla sucia contigo?

—Eso depende de cuan sucia sea. —dijo ella sonriendo. —¿Tendré que cerrar mi puerta?

—Eso podría ser divertido. Sexo telefónico.

—¿Eso no cae en la regla de no cuchi-cuchi?

—Supongo. De todos modos ¿Quien puso esa regla?

—Tú.

—Sí ¿En qué estaba pensando?

La sonrisa de Billie se desvaneció.

—¿Estás lista para romperla?

—¿Quieres hacer el amor conmigo?

Billie sintió que se sonrojaba, los latidos de su corazón aumentaron. Respiró profundamente.

—Sí.

_______ hizo una pausa, pero Billie podía escuchar su respiración sutil.

—Nosotras realmente, ya sabes, no hemos tenido muchas citas.

—Pasamos un día completo juntas. Eso podría significar dos... o tres horas de citas. —respondió ella.

—Sí. Podríamos decir eso ¿no es así?

Billie escuchó la sonrisa en su voz y también sonrió.

—Tienes mi voto.

_______ se echó a reír

—Eres demasiado fácil.

Escuchó como Renata aclaraba su garganta detrás de ella y Billie se dió la vuelta con aire de culpabilidad, preguntándose cuánto tiempo había estado allí escuchando.

Maldita sea.

—Umm, tengo que irme. —dijo ella.

—¿Todo bien?

—Sí. Sin embargo, Renata está aquí dando golpecitos con el pie. Creo que me necesita.

—Ya veo. Está bien, entonces. Hablaré contigo más tarde.

—Adiós. —Bajó su teléfono, luego miró expectante a Renata que simplemente sonrió y negó con la cabeza. —¿Qué?

—Tu risa estaba interrumpiendo en la oficina.

Midnight Moon (Billie Eilish y Tu)Where stories live. Discover now