|𝕰𝖑 𝖈𝖆𝖟𝖆𝖉𝖔𝖗|

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"El cazador"

Ángeles. 

Seres escrupulosos de gran albor, de hermoso porte y de innata magnificencia. Titanes que por sí mismos podían ser objeto de estudio de la más bella ciencia y arte de la misma gloria, tal vez inventados de la mitología más antigua, y considerados magnates de la sociedad. Como si no les fuera suficiente su inagotable belleza o sus corpulentas alas ¡Que por supuesto! eran vigorosamente grandes y de un sano y primitivo poder cegador. 

 ¡Cielo estrellado! que de la lluvia creaste el cuerpo del ángel, del viento la envergadura de sus alas, y de la tierra, su humanidad. Porque no fueron mandados aquí, a la comarca de los hombres sólo para minimizar su imagen, claro que no, sino para engrandecer su esperanza y mostrarles que sin alas también se puede ser feliz, que su mano también podía crear vida del agro y verdad de la historia a través de su pasado. 

Les demostraron a la obstruida y condenada sociedad que su verdadero poder también podía nacer de la convicción y el esfuerzo, de la unión y la libertad. Pero no hubo error más grande que ese. Abrirle los ojos a la civilización y quitarle la venda de la cara. Puesto que, después de un agotado milenio enseñándoles la verdad y la autenticidad de su existencia, la misma humanidad demostró ser más lista que la creación del cielo: arrebatándoles lo único que no compartían en común. Y que la fisiología original de los hombres no permitía: sus alas. 

Ellos pensaron, que al ser semejantes a los Ángeles podían tener la misma gloria y beldad que la luz que transmitían. Pensaron, que lo único que faltaba para ser como ellos, era convertirse en lo que no podían ser, en lo que nunca pudieron ser. Y eso los enfureció más. 

Llenos de cólera, impertinencia e incertidumbre: se preguntaron, <<¿Qué me falta para ser un ángel?, si ya tengo el conocimiento del cosmos y la ciencia. ¿Qué me falta?>> no hubo una mente humana que no diera por hecho que los ángeles eran mejores que ellos, y cegados por su envidia, sólo se imaginaban como la vil sombra de un ser consumidor de toda atención. Por su intromisión y apatía, rompieron el lazo que dividía a la humanidad, de los seres mandados a enseñar y proteger. Y comenzó algo que me gustaría llamar: "La caza de titanes"

¡No hubo mayor bazofia que esa!, los Ángeles tenían prohibido regresar al cielo, al menos no hasta que terminaran su labor en la tierra enseñándole a la humanidad el conocimiento restante de la creación. ¿Y qué resulto de aquella enseñanza?, una realidad inevitable: las razas que alguna vez convivieron en paz y armonía, ahora sólo se encontraban en pugna y muerte. Fragmentadas entre ellas.   

--Hay quien dice, que nunca se volverán a juntar: puesto que la ingratitud de los hombres, y la decepción de los espíritus celestes nunca permitiría una alianza. Pero, también hay quienes creen, que si la unión de un alado y un hombre se mezclan: es posible que le demuestre al mundo que la convivencia saludable también existe-- su madre cerró el libro y lo colocó en el peldaño junto a un pequeño bastidor. --Ahora, a dormir-- reprochó con una hermosa sonrisa. 

--¡Awww! ¡Mamá!, no quero dormir quiero seguir escuchando el conflicto-- aquel niñito no aguantaba la curiosidad de saber, ¿Qué habrá pasado con aquellos que se quedaron a luchar?, porque ésta era su historia, era imposible quedarse sólo un pedazo de conocimiento. --Q-quiero saber que pasó con los soldados del ejército, ¡o con los pegasos!, anda mami...dime, dime ¡POR FAVOR DIMEEEE!-- le zangoloteó los brazos con fuerza. Digna de un Ángel. 

𝕺𝖓𝖊𝖘𝖍𝖔𝖙𝖘 || RusmexWhere stories live. Discover now