Capítulo 17

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Durante los próximos días, mi teléfono ha estado recibiendo mensajes amenazantes de un número desconocido.

Este último decía: "El Príncipe o tu vida. Elige sabiamente"

Aiden está al teléfono con un investigador privado.

- ¿Qué quieres decir con que no puedes rastrear los mensajes? ¿Para qué te estoy pagando? - pregunta gritando.

Catalina está a mi lado en el sofá, ella tiene entrelazada su mano con la mía.

- ¿Cómo lo estás llevando? - pregunta mientras me acaricia con el pulgar el dorso de mi mano.

- Estoy asustada. Alguien nos amenaza a mi y a mi bebé todos los días. - le digo mientras le miro con tristeza y desesperación.

- ¡Averiguaremos quién es! Solo están tratando de asustarte. -

- Gracias por estar aquí, Catalina. Eres una gran amiga. - se me escapa una pequeña sonrisa débil.

- Siempre estaré aquí para ti, Leah. -

Aiden cuelga el teléfono con una mirada de frustración.

- ¿Malas noticias? - pregunto en un suspiro casi inaudible.

- Sí y no. Aparentemente fue capaz de rastrear el número, pero era solo un teléfono de prepago. Alguien lo compró, lo usó y lo tiró. Así que no estamos más cerca de averiguar quién te está haciendo esto. -

- ¡Es Victoria! ¿Quién más podría ser? - exclama Catalina con furia.

- Catalina tiene razón, ¡Victoria es la única que me odia tanto! -

- Sí, es la única que está celosa de tu relación. -

- Tal vez, pero esto no parece algo que ella haría. - dice extrañado.

- Solo deseo que quienquiera que haya sido, se detenga y me deje en paz. - realmente estoy tan agotada que tengo unas ojeras enormes.

- Pobrecita, estás bajo mucho estrés, deberíamos ir a hacer algo. - dice Catalina poniéndose en pie.

- Sí, los tres deberíamos salir de aquí. - mi sonrisa natural empieza a asomar.

- Estaba hablando de ti y de mí. Dijiste que necesitarías ropa nueva ahora que te estás haciendo... Más grande. ¡Vamos de compras! Será divertido. - 

- En realidad, es una gran idea. Voy a estar ocupado todo el día. Leah, ve a divertirte con tu amiga. - dice Aiden con una sonrisa amable.

Ya preparadas para una tarde de chicas, tomamos el autobús que nos deja delante del centro comercial, que según el conductor, era el centro comercial más grande del perímetro.

Nos bajamos del atestado autobús rojo y con impaciencia nos metemos en las tiendas a punto de gastar nuestro dinero.

Mientras voy por las tiendas y a medida que voy comprando algunas cosas, encuentro atuendos que me gustan para estos meses, en los que vestirme es todo un reto.

- Me encanta el tacto de estas telas. - digo mientras toco un vestido rojo granate.

- Mírate, siempre con un gusto impecable para la ropa, y todo te queda tan bien...- dice mientras suelta un suspiro. - Hay tantas mujeres embarazadas que quieren verse bien en los últimos meses a pesar de que su vientre está a punto de reventar. - 

- ¿Crees que deberíamos hacer ropa de diseño para mujeres embarazadas? - pregunto con una mirada pícara.

- Sí, ¿Qué piensas de la idea? -

- Creo que es una idea genial, es un mercado sin explotar. -

- Eso es lo que estaba pensando, serían diseños que se verían bien para cualquier mes del embarazo. - exclama Catalina con una sonrisa.

- Cuando encuentre algo de tiempo libre, me pondré a trabajar en ello. -

- No sé tú, pero yo tengo hambre. ¿Quieres comer algo? - Catalina se frota el estómago, con gesto de tener hambre.

Las dos pagamos las compras que teníamos en las manos, y subimos al piso de arriba, donde se encontraban todos los restaurantes y cafeterías.

 Decidimos comer algo en una cafetería que tienen algunas cosas para picar.

Nos sentamos, dejando las bolsas de las compras en el suelo, y nos miramos la carta. Realmente me apetece algo dulce.

Creo que me pediré un batido de vainilla con nata y un pastel de chocolate con Oreo.

La camarera viene a pedirnos el pedido, y mientras le digo el mío, Catalina escruta la carta, y al final decide un café americano con un trozo de pastel de nata con fresas.

Estamos cansadas y hambrientas por nuestro día de compras.

Después de que nos traigan la comida, con ansias degusto mi delicioso pastel, pero cuando voy a dar paso a comerlo, noto que alguien me da unas palmaditas en el hombro. 

- ¡Oye tú! ¡Nunca me respondiste! -

Me giro con la cuchara todavía en la boca, y veo que detrás mío está Rachel.

Pero está cambiada, está maquillada con tonos que resaltan su piel oscura, sus labios gruesos tienen un color vino, y sus ojos tienen unas extensiones de pestañas, que hacen que sus ojos se vean increíbles.

Pero sin hablar de su pelo, ahora parece que se lo ha dejado al natural, y unos pequeños rizos caen hasta su cadera, haciendo que tenga una melena enorme y abultada, parece que unas buenas extensiones le han ayudado a dar unos centímetros de más.

- ¡Rachel! Me sorprende verte aquí. -

- ¡Te dije que vendría a Londres! Estaba de compras y te vi a través de la ventana. - dice la morena con una sonrisa en el rostro.

 - ¡Hola Rachel! Me alegro de verte de nuevo. - exclama Catalina con una sonrisa.

- Oh, hola Catalina. Ni siquiera me di cuenta de que eras tú. - dice mientras ríe. - ¿Leah te trajo con ella? -

- ¡Sí! Somos un equipo, siempre lo hemos sido. - exclama un poco más seria.

- Veo que tienes algunas noticias que convenientemente no me has contado. - tiene una media sonrisa en sus labios.

- ¿De qué estás hablando? -

- O estás embarazada o has engordado unos kilos de más y todo se te ha ido al vientre. - exclama con sarcasmo. - ¡Dime quién es el padre! -

- No podemos compartir esa información ahora. - dice Catalina irritada.

- ¿Nosotros? ¿Sois vosotras una pareja o algo así? - 

- No. Por supuesto que no. ¡No seas ridícula! Es solo que el padre es un pequeño secreto. -

- ¡Que escandaloso! Pero ya me lo dirás después. David y yo hemos roto, por cierto. -

- Oh, siento oír eso. -

¿Qué? ¿Lo siento? ¡Por supuesto que no lo siento! Me da absolutamente igual, tanto él como ella se han comportado como la mierda, no les tengo ningún tipo de pena.

Todo lo que tenga que haber pasado entre ellos es más que merecida, eran tóxicos entre ellos, y esto y más cosas han hecho que dejemos de ser amigas y que haya sido despedida de mi empresa. 

- No, no lo sientas. Éramos tóxicos juntos. Intentaste advertirme, pero fui una idiota. - para un segundo para mirar su teléfono. - Tengo que irme, empieza el rodaje de la serie en media hora, ¡Fue increíble encontrarme contigo! - dice mientras carga sus bolsas de ropa y se aleja sin tiempo a que pueda responder.

Fue un encuentro un poco extraño, aunque admito que me ha impactado la noticia de David.

El bebé de la RealezaWhere stories live. Discover now