El mundo en general y las personas que lo habitan suelen pensar que sólo existe un cielo, pero no todos nos imaginamos el mismo cielo, algunos no imaginamos un cielo azul lleno de estrellas acompañado por suaves y grandes nubes, en dónde hay paz y no existe el dolor, otros simplemente lo imaginan con las cosas que más les gusta para estar agusto, otras se lo imaginan lleno de colores y felicidad, pero ¿Qué hay del resto? Acaso te haz puesto a pensar alguna vez de la clase de cielo que nos imaginamos los que no encontramos paz ni felicidad en el mundo...
Las personas suelen decir que la vida no se acaba por un amor perdido, que son patrañas, que son tonterías, pero ¿Acaso ellos saben lo que haz pasado con esa persona? Horacio estaba harto de escuchar los típicos consejos de "Tienes que salir adelante" "No vale la pena estar así por un romance" si tan siquiera se dieran cuenta en que Horacio estaba solamente siguiendo adelante por cargar con el un pedacito de amor que alguna vez hubo entre él y el comisario.
Lo que nadie se daba cuenta, o eso era lo que él creía era que él se estaba hundiendo otra vez, estaba entrando a su hoyo otra vez, por que Horacio era una de esas personas que imaginaba un Cielo diferente, un cielo en dónde no había nada, en dónde la soledad reinaba, en dónde había silencio absoluto y una oscuridad profunda.
Por que aunque quisiera ver la vida de otra perspectiva siempre llegaba a la misma conclusión y al mismo deseo Esperar y desear su muerte.
Por que Horacio había entendido desde muy temprana edad las palabras de aquél Filósofo Matemático, Socrates una vez dijo que El miedo a la muerte es ignorancia y el había entendido eso, pues era algo que el buscaba, era algo que deseaba, deseaba tanto conocer a la muerte y amaba el sentimiento de estar en la orilla de un abismo, los escalofríos que subían por su cuerpo cuando sabía que estaba en peligro era otra clase de adrenalina que le gustaba sentir, él no sentía tristeza por dejar a su familia, apezar de que ahora lo cuidaban como si fuese un trozo de vidrio que podría romperse en cualquier momento.
Pero ¿Dónde estaban ellos cuando estuvo al borde de la muerte? ¿Dónde estuvo su padre cuando estaba en medio de un ataque de ansiedad?, por que en realidad él siempre había estado sólo.
Aveces pensaba que su familia era una hipócrita pues ahora son sus mayores protectores, pero en su pasado fueron sus mayores enemigos, aún recuerda con dolor y rencor las palabras de su padre "Eres demasiado Débil para realizar esto" o de su hermano "Eres demasiado blando, tengo que estarte defendiendo de todo el mundo y yo también tengo una vida y vale más que la tuya" Incluso los reproches de su dulce madre "Por qué no puedes ser igual que tu hermano, tienes que ser el mejor en todo, se como tu hermano, tu hermano es mejor que tú en todo y tú te quedás atrás" y cuando por fin decidió acabar con todo su sufrimiento, en cuanto estaba desangrandose en una vieja sala en un departamento abandonado y su padre salió en su búsqueda, hasta en ese momento pidieron perdón, pensando que era demasiado tarde, pero en el momento en el que el doctor dio la noticia que habían salvado su vida, todo fue igual que siempre e incluso peor por los comentarios de su hermano y amigos "Tienes que ser más fuerte, mirate eres un debilucho".
Él estaba acostumbrado a tales comentarios que ya no lograban afectarle, poco a poco fue apagandose, dejó de sentir y casi no le veían por casa, prefería siempre estar en fiestas, en las montañas por la madrugada o en su habitación encuchando canciones que lo hundían más y más.
Y ahora que estaba frente a las puertas de un Hospital en camino a una sala en dónde le dirían el sexo del bebé que llevaba dentro, bebé que era producto de un amor efímero, efímero como los momentos de felicidad que solía tener, pero ahora estaba ahí con vida dando todo de sí para mantenerse bien a él y a su bebé
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Collins había sido testigo de las miradas que él castaño le lanzaba al menor, había sido testigo del brillo que desprendían sus ojos al admirar a aquel Jóven de test morena.
Así que descidio dejarlos solos, excusándose que estaba muy cansado por el vuelo y tenía sueño y así fue como los dos chicos que no se conocían de nada iban rumbo a recorrer la ciudad juntos.
—Así que ¿Kevin Ford? No - habló por fin el menor.
—Así es, tu ¿Horacio? No - respondió.
—Si, puedes llamarme sólo H si deseas - habló.
—Bien - asintió. - Ya saben que será? - preguntó señalando el vientre del menor.
—Aún no, tengo que ir hoy al hospital - aclaró.
—Ya veo, debe ser bonito esperar un hijo, no? Mejor aún si es con alguien a quién amas - soltó sin más.
—Si bueno, eso no lo sabré - dijo un poco triste.
Ahí supo Ford que la había cagado, pero también sabía que tenía una oportunidad con el menor o al menos eso creía.
—Perdón - se disculpo.
—No no importa, nos acabamos de conocer, así que no te preocupes. - aclaró.
Recorrieron toda la ciudad, desde el centro hasta los barrios más chungos, visitaron las comisarías y oficinas del FBI, Horacio se la estaba pasando bien en compañía del sheriff, se había reído más que el último mes y eso parecía ser una bueno señal.
—Mierda, se me hace tarde - susurró
—Hostias, que tienes que ir - respondió
—¿Quieres que te deje en algún lado? - preguntó.
—¿Puedo acompañarte? - preguntó un poco Tímido
—¿Quieres? - preguntó, el castaño asintió. - Bien entonces vamos - dijo con una sonrisa.
Ambos entraron por las puertas del hospital y los nervios de Horacio salieron a Flote, estaba nervioso, peor también feliz, quería saber que sexo sería su bebé, pues tenía en mente comenzar con la habitación y buscar un nombre.
Claudio estaba ya en la sala esperando a que Horacio entrase, Horacio suspiro y vio como Ford se sentaba en las sillas de la sala de espera, pero Horacio no sabía cómo pedir que le acompañará, pues era un momento muy importante y no tenía con quién compartirlo.
—¿Quieres entrar? - preguntó, los ojitos de Ford brillaron
—¿Puedo? - preguntó.
Horacio asintió y comenzó a caminar hacia la sala, al llegar saludo a Claudio y le presentó a Ford, luego se acostó le colocaron el gel y comenzaron a ver el vientre del menor con el microfonillo del Ecografo.
Se pudo ver a la pequeña personita casi desarrollada en el vientre del pequeño.
—¿Bien Horacio ¿Estás listo? - preguntó.
Horacio asintió e inconscientemente tomó la mano de Ford y la apretó el último se sonrojo, pero no dijo nada.
—Bien tenemos aquí a un pequeño o una pequeña - sonrió - bien pues, felicidades Horacio es Una hermosa Niña - dijo
Horacio con lágrimas en sus ojos sólo atinó a quedarse viendo la pantalla mientras sonreía.
—Será una hermosa Princesa - susurro el castaño al oído del menor.
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