Shit, maybe I miss you.

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One-shot dónde Horacio y Volkov eran novios, pero pues terminaron hace aproximadamente un mes -

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Abrió la puerta del departamento despacio, y entró en este, con un paso derrotado, sentándose en el amplio sofá sin siquiera molestarse en encender la luz.

Estaba agotado, en todos los sentidos, habían sido unas semanas matadoras, y más aún ahora que Horacio no estaba.

Se pasó las manos por el rostro, hasta llegar a su albino cabello, y enredó sus dedos en este, jalandolo un poco a causa del estrés. Lo soltó y se recostó en el respaldar del sofá, recorriendo con la mirada la sala, que de repende se sentía más fría que de costumbre, o tal vez siempre lo estuvo.

Una de las tantas razones por las que siempre se había rehusado a enamorarse, era que odiaba el hecho de ser dependiente de alguien, de que alguien tuviera el poder para volver su día bueno o malo con un solo par de palabras, de sentirse tan feliz aún sabiendo que no se lo merecía, y aún sabiendo que tarde o temprano temprano aquella felicidad se esfumaría y perdería a quién tanto amaba, como siempre lo hacía.

Aún así, y a pesar de lo casi imposible, Horacio había logrado colarse entre aquellos fríos muros que el comisario tanto se empeñaba en construir entre ellos, o tal vez Volkov, sin siquiera saberlo, le hubiera mostrado la forma de entrar, y siendo sinceros, era algo de lo que jamás se arrepentiría.

Tal como el sol, había logrado poco a poco derretir el helado corazón del comisario, y le había hecho amar cada una de esas cosas que aborrecía del amor, y es que siempre le había parecido una perdida de tiempo, hasta ahora.

Siempre que tenía un mal día en el trabajo, el chico lograba alegrarlo por completo, con su radiante sonrisa y sus bromas tontas le hacía olvidarse de lo demás. Junto él todo parecía brillar a su alrededor, y le hacía sentir cálido, vivo y en casa.

Pero ya no estaba, y su departamento se sentía más vacío que nunca sin su presencia, sin su cosas regadas por toda la casa, razón por la que Volkov siempre le regañaba.

Extrañó cuando llegaba del trabajo y lo encontraba sentado viendo la tele, levantándose de un salto para recibirle y llenarle la cara de besos, pues Horacio casi siempre salía más temprano, mientras que él la mayoría del tiempo se quedaba más tiempo del que debía, como todo un "obsesivo por el trabajo" como él le llamaba.

Viktor extraño cada uno de esos momentos, y se dió cuenta de lo mucho que la había cagado, aunque no era como si no lo supiera desde siempre, lo supo desde el primer instante y aún así no hizo nada.

Y no había nada de lo que estuviera más arrepentido.

En un arranque de valor, que no supo de dónde sacó, cogió el móvil de su bolsillo e ingreso en la aplicación de contactos, buscando el nombre de su, ahora, ex novio, y lo encontró. "Horacio 💓💜". No pudo evitar sonreír con nostalgia al ver el nombre, recordando cómo Horacio prácticamente le había obligado a ponerle corazones a su contacto.

Sacudió la cabeza para concentrarse y no perder el valor que no sabía de dónde había sacado, ni siquiera sabía que le diría. Solo sabía que necesitaba oír su voz, lo necesitaba a él. Tal vez eso sería lo que le diría, lo necesitaba de vuelta, y si tenía que tragarse su orgullo para eso lo haría.

Pulsó la opción "llamar".

Un tono...

Dos tonos...

Tres tonos...

Y se cortó la llamada. Frunció el ceño, y volvió a llamar.

Mismo resultado. Pensó que probablemente le estuviera evitando, no sería de extrañarse.

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