Capítulo 26: Verdades ante la luz de la luna

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Luego de la caminata, ya a punto de atardecer, antes de que oscurezca, Janja y Kion se dirigieron a "La cueva secreta", para pasar un rato ahí, como amigos que eran...

A Bunga no le importaba si iban, dijo que Kion podía compartir ese lugar con cualquier amigo. Bunga no es un animal de molestarse mucho, no le daba problema.

"Hakuna Matata" decía, o "Zuka Zama, Kion".

Comieron ahí algunos gusanos que habían en el tronco, mientras estaban echados mirando las luciérnagas que pasaban encima de sus cabezas, eran lindas.
Ya lo había hecho, hacerlo de nuevo no estaría mal, y ahora qué tenía más confianza con Janja, todo saldría bien, al parecer.
Hakuna Matata, una forma de ser —empezó a cantar Kion, y poco a poco alzaba la voz —Hakuna Matata, nada que temer...

Janja lo miro mientras traía una sonrisa, la voz de Kion era hermosa, y le encantaba escucharla...
Kion también llevaba una sonrisa en su rostro.

"Vamos, canta" pidió Kion sonriéndole, y se sentaba a su lado.
Janja se sorprendió por lo que le pidió el león y negó con la cabeza rápidamente, le avergonzaba un poco hacerlo, y se sonrojó un poco.

"Vamos" volvió a suplicar mientras su sonrisa seguía ahí.
Janja rodó los ojos mientras reía un poco y recordó la letra de la canción un rato, para luego cantarla.
Varias veces la había oído, ¿como olvidarla?
Sin preocuparse es cómo hay que vivir —siguió Janja cantando, pero con una voz algo amargada por tener que cantar, le daba vergüenza hacerlo, pero al ver que a Kion le gustaba, movía su cola con felicidad... que poco a poco una sonrisa se formaba, si, esa sonrisa que te daba más ganas de seguir cantando, así que poco a poco soltó su verdadera voz —a vivir así, yo aquí aprendí, Hakuna Matata...

Kion río un poco, no burlándose, le encantó el momento; rió por la emoción que sentía.
Los dos se miraron sonriendo, sentían algo que... los impulsaba a estar más cerca... pero luego Kion decidió que deberían salir, y tal vez mirar las estrellas.
Con gusto, Janja aceptó y salieron.

Tal vez esta iba a ser la ultima vez que hacían esto ellos dos...

De pronto, mientras caminaban, un galago paso dando unos saltitos mientras se dirigía a su territorio.
Era Laini.
Esta feliz al parecer, traía una sonrisa, aunque por dentro, en su corazón... debe seguir triste por su pareja Kukosa... que desapareció supuestamente, pero en realidad, había sido devorado por las hienas...
Por el clan de Janja.

—Hola Kion, y Janja —saludó Laini con su pequeña pata, mientras pasaba al frente de los dos y luego se retiraba, con unos saltitos.
Con las justas Kion y Janja la saludaron también, ya que tan rápido fue el saludo, como tan rápido se retiró.

Janja sintió un cambio de sentimiento en Kion, de felicidad a tristeza.
Volteó a verlo, y lo vio algo triste, con la cabeza agachada...
—Ah... —suspiró Kion —pobre Laini, su pareja nunca regresó... y no se sabe como desapareció... —dijo apenado el leon mientras veía como Laini se retiraba hacia su territorio.
Janja se quedó como una estatua, sin saber qué decir, ya que él lo había atacado en primer lugar... y lo había cazado...

— ¡Ataquen!
Las hienas rodearon al galago, que este estaba comiendo unas frutas.
— ¡Hienas! —gritó asustado.
Janja sonrió y mordió al galago, acabando con su vida...
Llevaron su comida a las lejanías y comieron, sin que nadie se dé cuenta...

Recordó ese momento, cuando lo atacó, lo recordaba muy bien, estaba algo asustado, ¿y si Kion lo sabe?
Así que decidió cambiar de tema, para tratar de que no se entere.
—Me alegra que seamos amigos... verdaderos amigos... ser un chico bueno me costó mucho... pasar casi toda mi vida siendo una hiena que solo queria causar caos, y ahora todo lo contrario —le sonrió amablemente a Kion —creo que nuestra amistad es verdadera... con confianza, sin mentiras...

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