♡ ⸝⸝ :: capítulo nueve.

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POV : Senpai.

Oh... ese día fue tan agotador. Siempre es lo mismo con esas chicas, mi mejilla dolía aún. Ese estúpido impulso de hacerlo me perjudicó, ¡ahora tendré una estúpida marca en mi mejilla! ¿qué pensará _____?

Me encontraba acostado en mi cama viendo a la nada, eran las 2:28 de la madrugada y aún no podía dormir. Intenté hacer cartas, jugar o algo parecido pero simplemente no podía conciliar el sueño. _____... ah. ¿Por qué no puedo dejar de pensar en tu belleza?

Me levanté de mi cama, fui hacia mi escritorio y me senté viendo con dificultad el cuaderno que yacía ahí. Prendí la lámpara, lo abrí con una mano y comencé a leer todo lo que había escrito.

¿Qué podría pensar _____ si leyese todo esto?

Podría imaginar su reacción de sorpresa, o incluso asco... no importa, sigue viéndose hermosa con cualquier expresión en su rostro. Estoy tan enamorado de ella, tanto que quiero tenerla sólo para mí ¿por qué no puede ser así? yo la amo, ella me ama ¿no?

Solté un largo suspiro, mi estómago se revolvía de tanto pensar en ella. La cabeza me dolía demasiado y se me dificultaba ver con claridad. Quería que el lunes llegara rápido para verla, pero ¿es necesario estar en la escuela para verla? no lo creo. ¿Qué tal si le mando cartas a su casa? ¿no le gustaría? al fin y acabo, sé dónde vive.

Me gustaría ver su reacción, pero siempre lo hago. ¿Podría intentar algo nuevo?

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Narrador.

Intentabas de todo para poder dormir pero era en vano, miraste el reloj colgado en tu pared y eran las 4:28 de la madrugada.

Te levantaste de tu cama, caminaste hacia la cocina para tomar un poco de agua.

— Cherry... Keith... — Murmuraste mirando a la nada mientras tenías el vaso de agua a punto de pegar con tus labios. — ¿Por qué me siento así de la nada? como si algo malo fuese a ocurrir.

Terminaste de beber el agua, fuiste al baño. Te miraste al espejo por unos segundos y podías notar que tus ojos estaban ligeramente rojos. Lavaste tu rostro y fuiste de regreso a tu cuarto.

Te acostaste en tu cama tapándote todo el cuerpo hasta la cabeza. ¿Por qué comienzan a brotar lágrimas de tus ojos? ni siquiera tú sabías, pero te sentías desesperada y angustiada sin razón.

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Despertaste, el fulgente del sol te lastimaba los orbes. No tenías ganas de levantarte de tu cama y sólo te quedaste ahí. Tomaste tu celular y miraste la hora, eran las 12:28 de la tarde.

Miraste las conversaciones de tus redes sociales pero Cherry aún no contestaba, soltaste un suspiro mientras ponías una mano en tu frente, una inmensa sensación de inquietud se posó sobre ti. Te levantaste de la cama y te viste al espejo de tu cuarto, decidiste irte a arreglar para ir a la casa de la castaña.

— Papá, mamá, iré a la casa de Cherry. — Dijiste mientras bajabas las escaleras, tus padres no te pusieron atención y asintieron. Saliste pero en tus pies había una carta, la tomaste y la guardaste y corriste como un rayo a la casa de Cherry.

Esa sensación de inquietud e incomodidad no se iba, ¿habrá pasado algo? intentabas no darle más vueltas al asunto.

Llegaste, estabas parada justo en frente de su casa. Descansabas recargandote sobre tus rodillas, respirabas agitada. Tomaste un gran respiro y te acercaste a la puerta, tenías tu mano justo a punto de tocar pero sentías algo extraño. Miraste atrás de ti, esa sensación de nuevo... recordaste la carta en tu bolsillo.

Soltaste un suspiro y tocaste la puerta, te abrió su madre.

— ¡Hola, _____! — Dijo ella, alegre. — ¿Vienes a ver a Cherry?

— Umm... — Sentiste esa migaja de tranquilidad posándose sobre tí. Sonreíste de manera inconsciente. — C-Claro.

— Entonces pasa, ella está en su habitación. — Farfulló con una sonrisa de oreja a oreja dibujada en su rostro, tú asentiste y fuiste hacia la habitación. Los padres de Cherry ya conocían los tuyos, así que te trataban como una hija más.

Tocaste la puerta de su cuarto. Ella abrió, entraste y la abrazaste, así cayendo sobre la cama.

— Cherry... eres una... una... — Murmuraste, estabas tan tranquila ahora. — Estúpida.

— ¿Qué? ¿qué pasó? — Parecía estar confundida, pero no le diste demasiada importancia. La miraste a los ojos, ella rió. — ¿Por qué ese ceño fruncido?

— ¡No veías mis mensajes, no me contestabas! me asusté por un momento.

— Ah... jaja. — Exclamó, rascándose la nuca y mirando de lado. — El celular se ha descompuesto.

— Pero... ¿por qué los mensajes te llega-

— ¿Qué pasó? para que vengas así de la nada debe ser algo importante.

Te quedaste unos momentos en silencio, intentabas procesar lo que acababa de ocurrir. Soltaste un suspiro y no le diste demasiada importancia. Le enseñaste la conversación de la noche anterior, junto a la foto de la carta.

— Oh, esto es terrible. ¿Quién crees que pudo ser? — Preguntó, teniendo una mano cubriendo su boca. Tú sólo la mirabas, sentías que tu mirada se iba perdiendo cada vez más. ¿Esa es Cherry? — Hey, ¡te estoy hablando! ¿qué tienes?

— ¿Ah? — Exclamaste, sobaste tu frente y entrecerraste los ojos. — No, nada. Perdón. La verdad es que no tengo ni idea, saliendo de mi casa me encontré esta carta en la puerta. No la he abierto.

Tomaste la carta y la pusiste en medio, ambas la miraban. Tú indecisa por abrirla y Cherry curiosa. Finalmente la tomaste y abriste con cautela, la castaña esperaba a que terminases de leer. Notaste que el color de la carta ahora era morado, qué casualidad; tu color favorito.

"¿Qué te parece si robo esos labios tuyos ahora mismo? ahora así no podrás besar a nadie más. ¿Qué tal parecería una gubia clavada en esos dos ojos tuyos? con sólo reflejarme tu corazón estará bien."

— ¿Qué? — Soltaste una risita nerviosa, le pasaste la hoja a Cherry y ella lo leyó. Su rostro, mientras leía, iba cambiando a uno más de confusión.

— Jajaja, que raro. — Farfulló, notaste que la actitud de Cherry era diferente. La miraste en lo que ella releía la carta, pero se percató de ello. — ...¿____? umm.

— ¿Estás contenta de verme? — Murmuraste, todo se quedó en silencio por unos momentos. Dándote cuenta de lo que dijiste te tapaste la boca y negaste con la cabeza. — Jaja, lo siento lo he dicho sin pensar.

— ...Sí lo estoy... ¿qué te hace pensar que no?

— No, nada. Lo siento. — Respondiste mirando a un lado, estabas tan avergonzada y algo incómoda. Cherry soltó un suspiro, se acercó a tí y te tomó de los hombros mirándote directamente a los ojos.

— ...____... yo te quiero tanto, ¿por qué preguntas eso? sé que no estás bien pero ten en claro que siempre serás mi mejor amiga.

¿Que no estás bien? ¿por qué ha dicho eso? te preguntabas y preguntabas, mientras ella te rodeaba con un delicado abrazo. Respondiste de igual manera pero algo incómoda, aún estabas dudando de su actitud.

oh ana [senpai x lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora