34

1.1K 134 84
                                    

Rusia no reaccionó. No dijo nada, no se movió. Miró de reojo a Alemania, pero este no parecía haberse dado cuenta de la presencia de su padre. Miraba a ONU sin más.

Quizá ya lo había visto pero prefería ignorarlo...

El alemán no borró su sonrisa siniestra en ningún momento. Miraba todo el rato en su dirección, aunque no sabía si a él.

Miró a su alrededor. Nadie más tenía su vista fija en él. Todos le ignoraban o nadie le veía.

Al final decidió prestarle atención a ONU de nuevo, aunque sentía la mirada del padre de Alemania clavada en él como si fueran agujas durante todo el rato.

Finalmente, logró concentrarse en lo que ONU explicaba, aunque no por completo. Third Reich parecía un psicópata mirándole así.

¿Por qué ONU no decía nada? De normal, cuando alguien se despistaba varios segundos, le llamaba la atención o le pedía que dejara de distraerse. En cambio, el alemán ya llevaba diez minutos mirándole y sonriéndole siniestramente, y el de tez azul ni parecía darse cuenta.

La junta duró un poco más de lo normal, unos cuarenta minutos, porque hubieron muchas interrupciones, la mayoría por parte de los latinos, que no hacían más que quejarse de lo que ONU decía.

Decidió ignorar él también al padre de Alemania, y de repente sintió curiosidad por cierto tema. Buscó por toda la sala con la mirada y se dio cuenta de que USA no había acudido a la junta, aunque tampoco le importó.

Decidió prestarle atención definitivamente a ONU en cuanto vio que este último le lanzaba una mirada de advertencia, aunque sin decir nada.

(...)

Por fin, acabó la junta. Rusia pudo relajarse un poco y lo primero que hizo fue dirigir su mirada al asiento de Third Reich.

El alemán ya no estaba ahí. Aunque... Hacía cinco minutos sí. Aquello era muy extraño.

Luego giró su cara para mirar a su padre y pedirle marcharse de la junta ya, pues todo el asunto del padre de Alemania le estaba empezando a dar miedo.

Pero... Había un problema. Al lado de su padre no estaba URSS... Estaba Third Reich.

Pegó un grito, junto con un pequeño respingo, aferrándose un poco a Alemania, quien le miró, sorprendido.

Third Reich le miró, con mala cara.

—Oye, ya sé que soy feo, pero tampoco tanto–aquel comentario confundió a Rusia. No era la voz del padre de Alemania, era la voz de SU padre. De URSS.

Parpadeó varias veces, confundido, y entonces la imagen de Third Reich se distorsionó un poco, como si sólo fuera una ilusión.

Después, se transformó lentamente en la de su padre.

Pudo ver a URSS exactamente con la misma mala cara y en la misma pose en la que había visto al padre de Alemania.

Suspiró un poco y se levantó, sintiéndose algo mareado. Miró a su padre.

—Papá, quédate un poco más tú si quieres, pero yo me voy ya.—Se levantó de la silla, tambaleándose un poco, y comenzó a dirigirse hacia la puerta de la sala de juntas.

Segundos después de que comenzara a caminar, vio cómo alguien se posicionaba al lado suyo, con una sonrisa tierna.

—Voy contigo—dijo la voz de Alemania. Rusia le miró, con una sonrisa también. Durante unas milésimas de segundos, la imagen de Alemania se distorsionó un poco, convirtiéndose en la de Third Reich. Luego volvió a su estado normal.

Se estaba volviendo loco.

No dijo nada hasta cinco minutos después. Tanto Alemania como él estaban ya en la calle, cuando Rusia habló. Necesitaba aclarar su duda.

—Ale, durante la junta... ¿Tu también viste a tu padre, sentado al lado de ONU?—le preguntó el soviético. Alemania dudó varios segundos, haciendo memoria. Luego se encogió de hombros.

—Bueno... No me fijé mucho, pero creo que no—Respondió el alemán. Rusia se puso pálido.

—Pues... Yo sí lo vi—Alemania le miró, extrañado.—Te lo juro. Estaba sentado al lado de ONU, y no dejaba de mirarme y sonreírme siniestramente.

Alemania dudó.

—No creo que te estuviera mirando a ti. Seguramente sería a tu padre, pues mi padre y el tuyo se odian y no me extrañaría sorprenderlos matándose con la mirada.—Dijo el alemán menor. Rusia resopló.

—No lo sé—no fue capaz de decir nada más, y siguió caminando junto a Alemania. En cierto momento, el alemán le agarró de la mano, con una sonrisa.

Rusia sintió que se iba a morir, y tuvo que hacer un gran esfuerzo para no abrazarle con todas sus fuerzas. También se esforzó para no saltar y gritar de alegría como si tuviera cinco años.

Caminaron todo el tiempo en silencio, juntos y de la mano, hasta que llegaron a la casa de Alemania. El alemán finalmente se soltó de la mano del ruso, quien estaba demasiado alegre como para sentir pena por ello.

Alemania sacó de su bolsillo las llaves y se acercó a la puerta de su casa, dispuesto a abrirla.

Justo antes de ello, el alemán se giró hacia Rusia y se acercó a él para abrazarle durante varios segundos

Alemania, con eso sólo conseguirás matar a Rusia de emoción.

Cuando se separó, le miró a los ojos, sonriente.

—Muchas gracias por ayudarme con lo de USA—Agradeció. Luego, el alemán se acercó un poco a Rusia, con vergüenza y algo sonrojado.

A continuación, le tomó por la mandíbula y le acercó a él, para luego darle un beso en los labios.

El beso no duró mucho, poco más de un segundo, pero para Rusia fue más que suficiente. Cuando se separó de Alemania, vio que el menor estaba bastante sonrojado.

En ese aspecto, no hablemos de Rusia.

Alemania sonrió tímidamente, temblando un poco y se despidió con la mano. Después entró en su casa y cerró la puerta, diciendo justo antes:

—A-adiós, Rusia.

El ruso le devolvió el gesto con la mano, incapaz de hablar.

Sólo pudo quedarse allí parado medio minuto, tratando de procesar lo ocurrido.

Rusia y sus cinco pretendientes ❀ ~ Rusia x Alemania ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora