[capítulo 15]

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—M-Mexico?— gimió en un susurro el omega.

El norteamericano sólo lo veía parado desde la entrada de la habitación, sus ojos no demostraban nada más que deseo.
Ver a ese omega recostado en la cama, con el rostro sonrojado, los labios entreabiertos y completamente desnudo. Ver como los gemidos salían de su boca cada vez que metía sus dedos en su entrada dilatada. Era como si el destino hubiese puesto al alemán en bandeja de plata para deleite del mexicano.

La habitación se empezó a llenar de feromonas del de águila lo cual hizo que el europeo se estremeciera al inhalar su fragancia.

—Ah... a-alpha?~— el menor lo miró con lágrimas en los ojos en forma de súplica.

El mexicano sólo se acercó en silencio mientras sus ojos iban cambiando a un color amarillo. Subió lentamente a la cama hasta quedar sobre Alemania.
Ya posicionado sobre el omega, recargado sobre sus antebrazos para sostener su cuerpo, acercó su rostro suavemente al cuello del contrario e inhaló profundamente aquel embriagante aroma.

El alemán no pudo evitar temblar al sentir el aliento del mayor sobre su piel. Estaba a punto de pedirle que lo tomará, incluso rogaría si fuera necesario pero no tuvo que hacerlo pues el alfa pasó uno de sus brazos por detrás de su espalda atrayéndolo con fuerza hacia su cuerpo sin despegar su cara de aquel lugar.
El menor colocó sus manos sobre el pecho del latino, seguía respirando herraticamente cuando se acercó un poco a la clavícula del contrario y con sus afilados dientes marcó esta zona.

—Uhm~ mex p-please... J-just~ ah~— no podía hablar debido a su agitación.

—Shh, I'm on it sweetie~— susurró para después morder el lóbulo de su oreja.

En un rápido y brusco movimiento el mexicano volteó el cuerpo del omega dejándolo gimiendo contra la cama.
Con su mano tomó la pelvis del menor elevando un poco su trasero exponiendo su ya dilatada entrada.

—Estuviste jugando eh?... Lo dejaré pasar esta vez~— dijo con sonrisa lasciva —Don't do it again— terminó paseando su lengua por toda la zona degustando el delicioso sabor del lubricante.

El pequeño se retorcía de placer bajo el cuerpo del alfa, apretaba con fuerza las sábanas ahogando sus gemidos.

—Ah! Mexico~ d-don't... Mgh~~

El mayor apretaba fuertemente sus muslos dejando grandes marcas rojas mientras metía y sacaba su lengua ignorando al menor.

Cuando se cansó de jugar con el omega fue subiendo dejando besos y pequeñas marcas en la espalda de este hasta llegar a su nuca donde empezó a lamer repartir muchos besos.

—I love your smell~— dijo con voz grave.

Antes de que el otro siquiera pudiera contestar el alfa lo penetró de golpe haciéndole soltar un gran gemido.
Las estocadas eran lentas pero pero profundas, para alguien como Alemania que nunca había sido tocado por nadie era algo tan tortuoso como encantador, no quería que se detuviera.

Por su parte México lo embestía manteniendo sus cuerpos pegados, inhalando su aroma. Jamás se había sentido tan atraído a alguien por su olor, es cierto que le gustaba la fragancia seductora de USA o la dulzura de Chile, la suavidad del olor de Rusia lo enamoraba pero, este aroma simplemente lo hacía volverse loco, una mezcla perfecta de ron y caramelo. Una adicción.

—M-mex~ I think... I'm gonn- Ahhh Mex!~~— gritó viniéndose sobre la cama.

—S-sólo un poco~...

El mexicano seguía embistiendo a punto de llegar al clímax.
Salió cuando sintió que estaba por venirse, así lo hizo manchando las sábanas y un poco a Alemania.
Relajó su cuerpo dejándose caer sobre el europeo sin aplastar lo por completo, respiraba agitado en la oreja del menor.

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