México x todos

[capítulo 16]

No volvió a ver a ninguno de los omegas en todo el día. México, siendo el país sociable que es, no amaba la idea de comer sólo así que decidió ir a visitar a su "padre", España.

Muchos creerán que los latinoamericanos odian al español pero esto no es del todo cierto, si bien algunos le guardan rencor por cosas del pasado mantienen una relación cordial con el europeo. También hay algunos países que no sienten rencor alguno por éste, Argentina y México creen que lo pasado pisado y tienen buenas relaciones con él.

El mexicano incluso considera al español como un amigo, ambos disfrutan la compañía del otro entre bromas que a veces pueden llegar a ser molestas pero que no han ocasionado otro conflicto entre ellos.

Al llegar a la habitación del mayor tocó la puerta y esperó a que el beta abriera.

—México— habló sorprendido —Ven pasa.

—España, gracias— respondió entrando —Ya comiste? Si no te invito.

El latino pasó un brazo por encima de los hombros del contrario en un gesto amistoso, aprovechó que ahora era más alto que el europeo.

—Claro, muero de hambre. A qué se debe esta invitación?

—Bueno, pensé que como hace mucho que no nos vemos podría aprovechar esta oportunidad para hablar con el buen onda vital— sonrió burlesco a lo que el español le dio un codazo en las costillas con una sonrisa.

—Sólo cállate y vámonos, quiero probar la carne, Italia dijo que es deliciosa.

Ambos salieron en dirección al ascensor del hotel.
Al llegar al restaurante buscaron una mesa un poco reservada de los demás comensales, tenían la intención de platicar y no querían que el ruido los molestara.

—Buenas tardes, mi nombre es Iván y el día de hoy seré su mesero— los recibió un joven de unos 23 años —Les dejo la carta.

Ambos countries dieron un vistazo al menú y después de unos minutos llamaron al mesero que los atendió.

—Puedo tomar su orden?

México miró al mayor y con un leve movimiento de cabeza le indicó que ordenará primero.

—Yo voy a querer el Porterhouse tres cuartos con ensalada orgánica.

El joven apuntó en una pequeña libreta.

—Y yo pediré un Rib Eye término medio con papas al orégano. Pará tomar seria un...— lo pensó un poco —Un Cabernet Sauvignon.

—Por supuesto. Caballero, puedo recomendarle el Merlot para acompañar su corte— sugirió mirando al español.

—Perfecto— asintió con una sonrisa.

Al poco tiempo las bebidas ya habían sido traídos acompañadas de una cesta de pan de ajo, a los minutos sus platillos ya estaban en su mesa.
Cada quien empezó con sus respectivos cortes.

—No entiendo cómo puedes comer eso, esta prácticamente vivo— preguntó el europeo con mirada de disgusto y burla.

—Una vez te acostumbras al sabor y la textura se vuelve delicioso— le guiñó un ojo —Y bien, cómo has estado después de lo del hospital?

—Mmm nada nuevo, al parecer los beta somos completamente iguales a como éramos antes— se encogió de hombros cortando su carne —Se que para ustedes a sido...

—Difícil, sí.

—Hace un par de meses se supone que me reuniría con Australia, motivos de negocios, pero al parecer entró en celo y tuvo que cancelar. No pensé que fuese tan problemático— finalizó bebiendo de su copa de vino.