25: The age of paranoia (I)

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Suspiró con cansancio y su cabello oscuro se movió. No iba a parar su búsqueda hasta encontrar la carpeta rosa con esas diez hojas dentro. Desde que leyó el mensaje de Ethan en el grupo el día anterior, no paró de buscar el dichoso trabajo. Y este seguía sin aparecer.

—Mierda —susurró cuando cayeron un par de papeles.

También era culpa de su última salida con Dexter, estuvo fuera todo el día anterior y por eso revisó los mensajes casi a medianoche.

Pero eso no era impedimento para seguir pensando en los hermosos hoyuelos del chico.

—¿Ya las encontraste?

Valerie negó en respuesta a la pregunta de su madre. La señora Fronzak se acercó a un par de papeles y comenzó a buscar. No duró más de dos minutos cuando sacó la carpeta rosa del montón de hojas y se la ofreció a su hija.

—¿Es en serio?

—No buscaste bien.

—Muchas gracias, mamá.

Su mamá negó y le dedicó una sonrisa mientras caminaba a la salida.

—Ya no te distraigas tanto con Dexter. Ya sabes lo que dicen de salir con músicos.

La mamá de Valerie abandonó la habitación y, mientras tanto, Valerie se quedó pensando en las últimas palabras que había pronunciado su progenitora.

¿Qué mierda se sabía de salir con músicos?

🌼

Odiaba ese día. Desde su pequeño incidente con aquel hombre, odiaba esa fecha en específico. Le recordaba el enorme error que cometió y que no podía repararlo porque era prácticamente imposible.

Aparte, sus padres querían reparar los otros meses que pasaban alejados de ella o peleándose entre ellos, para fingir que eran la familia perfecta y que la amaban sobre todas las cosas.

Por eso, y muchas razones más, Bella Hause odiaba su cumpleaños.

Esa mañana, cuando despertó y se cambió él pijama por algo cómodo, ignorando por completo la ropa que antes amaba. Abrió la puerta de su recámara y encontró a sus padres con un pastel en manos. Bella supuso que este tenía relleno de mermelada de fresa porque era su favorito a los siete años.

—¡Feliz cumpleaños!

La sorpresa de ambos era palpable, con una combinación de felicidad que se fue desvaneciendo conforme terminaban la oración.

El señor Hause pasó desapercibido eso y abrazó a su hija con felicidad, mientras que Bella agradeció que su madre tuviera el pastel en sus manos. Aunque también pensó que el delicioso pan podía terminar en el piso en cualquier segundo.

—Pide un deseo —pidió el padre.

Bella lo pensó un momento, no creía en esas tonterías de pedir algo antes de apagar la vela porque la última vez que hizo eso perdió algo importante. De cualquier manera, hizo caso a la petición de su padre y apago la velita, no sin antes darle otra oportunidad a los deseos.

"Tener una amiga"

Ambos aplaudieron, su padre no paraba de decir que le había preparado su desayuno favorito mientras tomaba el pastel entre sus manos y se alejaba del pasillo.

Una vez a solas, la señora Hause cambió su semblante tranquilo por una mueca de enfado.

—¿Y esa ropa?

—Quise cambiar un poco, ¿es algo malo?

Vio la ropa que eligió; era un pantalón de mezclilla, botas negras con tacón, una playera blanca y una chaqueta de cuero negra.

Mi pequeña excepción (EDDE#2)Where stories live. Discover now