Capítulo 28 - Cambio (En edición)

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Fue sencillo encontrar en donde vivía antiguamente Lidia. Más de lo que en realidad esperaba. Solamente llamé al trabajo de su amiga, Laura, le dije a su jefe que era un ex novio de Latinoamérica y que quería darle una sorpresa.

Necesité ver a un bebe recién nacido para darme cuenta que había perdido suficiente de la vida de mi hija para perder más aún. Había perdido la etapa de la vida donde lo único que hacen es dormir, hacer caca y comer, había perdido la etapa en donde le salen sus primeros dientes, en la cual aprende hablar y caminar, había perdido tres de sus cumpleaños aunque le hubiera dado un regalo... yo debía de haber estado presente.

Cuando logré pasar al portero, entregándole una buena suma de dinero, subí al piso correspondiente. Sabía que ya no vivía allí, pero debía intentarlo. El clásico dicho que tantas veces he odiado estaba aplicándose a mi vida en aquel momento: "La esperanza es lo último que se pierde".

Un chico de cabello castaño casi negro me abrió la puerta, sus ojos eran un poco achinados y me miraba con confusión. Otro más que no me reconoce, debería probar más seguido la barba desaliñada.

Él era el supuesto novio de Lidia hace tiempo atrás. Él chico gay... ¿cómo era su nombre? ¿David?

- ¿Trajo la maldita pizza?- escuché una voz femenina.

- Ammm...- susurró el chino-. No.

- ¿Quién es?- preguntó-. ¿Tengo que hacer todo en esta cas...?

Se detuvo al verme. Supongo que ella era Laura, debía serlo se notaba que era latina y su cabello era corto cómo había descripto Lidia una vez. El chino miró a Laura y luego a mí.

- ¿Él es...?- le preguntó a su amiga.

- ¿¡Cómo demonios te atreves a venir aquí!?- los gritos de la latina hubieran roto mis tímpanos si no estuviera acostumbrado a los gritos que Cyrine.

Abrí paso a la habitación sin ser invitado y busqué con la mirada llena de ilusión a Lidia. Pero claro que no estaba. Su desaparición me ponía nervioso, ¡necesitaba encontrarla!

- ¿Es...?- continuó preguntando el chino.

- ¡Sí!- grité ahora yo-. ¡Soy William Marchese!

- ¿Vino la pizz...?- preguntó otro chico castaño apareciendo.

Me miró, luego a la chica desquiciada y luego a su amigo chino... ¡Daniel! ¡Su nombre es Daniel!

- ¿Dónde están?- pregunté mirando a Laura.

La chica estaba completamente desaliñada, llevaba una camiseta de hombre que le llegaba un poco más arriba de las rodillas, y abajo tenía una calza negra de yoga. Parecía día de lavado.

- ¿Crees que te diré?- se rió la latina- ¡Debería golpearte!

La latina no me asustaba, realmente parecía un pequeño chiguagua enfadado. El chico de ojos azules corrió hasta la chica y la abrazó deteniéndola. En serio, ¿creía que la chica podría siquiera moverme del lugar?

- Solo díganme- protesté ahora mirando a Daniel.

- No puedo decirte- susurró como si hasta lo lamentara.

- ¡Claro que no le dirás!- gritó Laura- ¡Por su culpa mi mejor amiga me abandonó!

¿Qué? ¿La abandonó? Entonces eso quiere decir que se fue lejos... muy lejos... ¿Cuánto? ¿Canadá? ¿México? ¿Florida? ¿Hawái? ¿China? ¡Demonios! Se podría considerar lejos Whamville para la latina gritona.

- ¡Pizza Hut!- escuchamos un grito proveniente de afuera, un adolescente repartidor nos observó a todos confundido.

- No conseguirás nada- dijo el oji-azul con un tono frio y distante-. Mejor vete.

Cómo Ocultar un Secreto a Todo el Mundo © HISTORIA COMPLETA (En edición)Where stories live. Discover now