Hijo del Diablo [SukuFushi/Omegaverse]

Capítulo 12.

Artista de la imagen: ArphaMuan (twitter)

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—Si te vas a dormir no lo tengas alzado. —comentó el alfa al ver cómo el omega dormitaba con el bebé en brazos. — ¿Por qué no te duermes si tienes tanto sueño?

—No, aún no. —dijo mientras mecía con cuidado a su hijo que se encontraba completamente dormido. —Quiero ver cuando abra los ojos.

—Raiden está dormido, no los va a abrir hasta que despierte, tal vez hasta más tiempo. Estás cansado, es mejor que duermas. —desde que despertó hacía una hora, había estado concentrado en su hijo, por si necesitaba algo, pero estaba completamente cansado, no es que su parto fuera fácil y las dos horas que pasó inconsciente no podían considerarse como un buen descanso, realmente deseaba dormir un rato y descansar todo lo que su cuerpo le pedía, pero estaba ansioso por ver los ojos de su bebé, sabía que cada bebé era diferente y cada uno tardaba su tiempo para abrirlos completamente, pero no quería perderse el momento en el que ocurriera. Debía admitir que también tenía algo de temor de dormirse y no escuchar el llanto del pequeño en caso de necesitar algo, no sabía que tan pesado podría ser su sueño ahora que realmente estaba agotado.

— ¿Y si llora y no despierto? —era lo que principalmente le preocupaba.

—Entonces Uraume o yo nos haremos cargo, tú tienes que dormir, bastante fue que durmieras poco en las noches cuando estaba en tu interior como para que no quieras dormir ahora que puedas hacerlo.

—No dejes que nadie aparte de ustedes lo cargue. —habló con recelo, sabía que nadie le haría daño, o por lo menos eso creía, pero más que todo era porque no quería que al bebé se le impregnara el olor de algún otro alfa, le gustaba el olor que tenía, a pesar de que no tenía aún un olor propio al ser tan pequeño el que poseía era una mezcla perfecta de su aroma y el de su alfa, aunque no habría problema con los betas puesto que no poseen ningún tipo de feromona prefería evitarlo, se lo permitía a Uraume por la confianza que le tenía y todo lo que le había ayudado, pero de no ser por eso probablemente tampoco dejaría que tuviera a su hijo en brazos.

—Sí, sí. Creeme que tampoco quiero que nadie más lo cargue, entonces no te preocupes por ello. Dámelo para dejarlo en su cuna. —los orbes azules vieron con desprecio la cuna, realmente no le hacía nada de gracia.

—Prefiero que duerma aquí a mi lado, solo por ahora, tú te irás a atender otras cosas, ¿verdad? No podrás estarlo vigilando. —el alfa se rascó la nuca, no sabía que los omegas pudieran ser tan protectores con sus cachorros.

—Da igual, de cualquier manera no podrá escapar hacia algún lado. —después de todo no aprendería a gatear hasta dentro de unos meses.

El omega colocó con cuidado al recién nacido sobre el futón y se acostó a su lado, trataba de mantenerlo cerca de su pecho, el pequeño se removió un poco al sentir que ya no estaba en los brazos de su madre, pero su olor continuaba siendo fuerte por lo que no se quejó ante ello. Al colocar su cabeza contra la almohada sus ojos comenzaron a pesar más de lo más delo normal, no le tomó mucho esfuerzo conciliar el sueño.

El de cabellos rosado lo observaba con cuidado, comenzó a pasar su mano por los oscuros cabellos del chico de 17 años, verlo dormir tan profundamente le transmitía muchísima paz, sus ojos se dirigieron al diminuto cuerpo que dormía al lado de su omega, dormían tan profundamente que hasta sentía envidia. Comenzaba a pensar si realmente había sido una buena idea todo lo que estaba pasando, sentía algo de temor al pensar que no podría protegerlos como tanto aseguraba, sabía que tenía al de ojos claros que lucharía a su lado, Uraume también estaba para servirle y ayudarle, pero no podía evitarlo, no sabía de que fuera capaz si algo le pasara a los dos seres que formaban parte ahora de su vida. Debía comenzar a buscar los dedos que faltaban más seriamente, debía reunir todo su poder cuanto antes, también eliminar a todas las personas que podrían interferirse en su camino.