El Diablo || 1,2 TEMP

Capítulo 8

-¿En la boca de lobo? - pregunto con ironía - Por Dios, Christopher. Es lo más absurdo que puedes decir cuando es a tí quien están buscando por todos lados... ¿O qué? ¿Ya te dejaron en paz por todo lo que hiciste aquél día?

-Por esa misma razón no puedo dejarte sola. ¡¿Por qué carajos no puedes entenderlo?! - se acerca a mí

-El que no entiende las cosas eres tú. - respondo al instante - Yo no pienso irme contigo, por el simple hecho de que tengo una vida además de este embarazo...

-¿Una vida? - sonríe con ironía - ¿Ir todas las noches a un maldito bar a servirle a la gente? ¿Esa es tu gran vida?

-Pues, fue la que me tocó. Y sí, me toca seguir trabajando de mesera... Te guste o no. - lo miro fijamente - Así que te lo vuelvo a repetir; si quieres saber como va el embarazo, llámame. No voy a irme contigo

-¡Es que lo que tú quieras me importa un carajo! - alza un poco la voz - Porque sé muy bien que sólo estás tomando esa desición por lo que ocurrió con nosotros. Así que quieras o no, vendrás conmigo y olvídate ese maldito bar... Porque es último lugar a donde irás

-¿Por qué? - me acerco a él - ¿Hay algún problema con alguien de allí? ¿O simplemente te jode ver que terminé de mesera?... Aún sabiendo que ese trabajo me está dando de comer

-No me jode que hayas terminado de mesera... Lo que me atormenta es el maldito jefe que te ganaste. Y el porqué no te incumbe. - su mandíbula se tensiona - Pero lo que necesito saber... Es ¿Quién más sabe de esto?

-Si tú no eres capáz de darme una respuesta... Pues, yo tampoco lo haré.- respondo firmemente - Y ya es hora de que me abras la maldita puerta

-¿Perlongo lo sabe? - pregunta de la nada y veo su ceño fruncido

-¿Qué importa él aquí? ¿No me estás escuchando? ¡Carajo, ya quiero irme!

-Respondeme... ¿Él sabe de nuestro hijo? - su mandíbula se tensiona

-¿Tienes problemas con él? ¿Crees que me hará algo? ¿Ese es tu problema? ¿Es eso lo que te preocupa? - me acerco a él y lo miro fijamente - Puede que si sea una miérda de persona; pero dudo mucho que haga cosas como...

-¿Cómo yo? - se acerca aún más a mí dejando nuestros rostros a centímetros - ¿Ahora crees en él más que en mí?... Dímelo, ¿Crees más en ese hijo de puta que en mí que me conoces de toda la maldita vida?

-No te conozco. - respondo al instante - Tú mismo lo dijiste... La persona que conocía ya murió, ¿No?

-¿Entonces, qué? - su mandíbula se tensiona - ¿Confías más en él?... Y respóndeme de una puta vez

Esto era doloroso, podía sentir como un gran dolor se formaba en mi pecho... Pero no quería mostrarle mi sufrimiento, no pienso dejarle ver el poder que aún tiene sobre mí. Aunque ni siquiera sabía como responderle; no confiaba para nada en Perlongo, pero tampoco confiaba en él. Carajo, ya me dijo que no conocía sus alcances... Y es imposible no sentir cierto temor a encontrarme nuevamente a alguien que no conozco.

Porque ese día no lo conocí, y eso me destruyó el alma. Así que me da miedo ver otra faceta en él que esté relacionada con toda esta maldita guerra... Miérda, para mí él siempre fué una gran persona, jamás imaginé que sería capáz de hacer tantas cosas; por lo tanto, no quiero confíar y que otra vez termine decepcionada por una idea de él que no es cierta.

-¿No piensas responderme? - pregunta al notar mi silencio - ¿Tanto te cuesta?

-¿Me cuesta? - mi vista se va colocando borrosa - Sí, me cuesta demasiado. No porque confíe en él, y no pueda decirtelo, sinó, porque no confío en tí... Y eso si me cuesta y me duele decírtelo