𝐏𝐫ó𝐥𝐨𝐠𝐨

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El reino de Hrysos una isla que se encontraba a varios kilómetros de Tailandia, un país lleno de hermosos paisajes y colores.

El actual rey paseaba acompañado con su consejo por los jardines del castillo, las aves cantaban y las hojas de los árboles se movían al compás del viento.

-La princesa Madeleine está preparada para su ascenso al trono, majestad. – el consejero suspiro.

-Lo sé, pronto regresara de su viaje por Inglaterra. Mi nieta llego a un acuerdo con el parlamento de la reina. – una pequeña sonrisa apareció en su rostro – A pesar de no llevar aun el peso de la corona, está actuando como una verdadera reina.

-Así es, pero la princesa Catherine cada vez se está desviando. Ya no asiste a las reuniones de la casa hogar. – la princesa Catherine una mujer calculadora y llena de avaricia, cegada por la sed de poder.

-Esa niña no merece ese título, me decepciona su actitud. Sin embargo, no podemos hacer nada. La coronación será el día de mañana todo está planeado, Annie se encargó de eso. – los guardias abrieron las puertas dejando ver el enorme espacio bien iluminado.

-Davin llegara junto a Petra en unas horas, después irán al aeropuerto a recibir a Madeleine y protegerla de los reporteros que estarán presentes. – la asistente del rey caminaba rápidamente hacia ellos con el teléfono en su oído.

-Su majestad, su alteza Madeleine ya está en camino hacia acá, al parecer el vuelo se adelantó unas horas. – la mujer murmuro con la mirada en el suelo.

-Manda a un equipo para que se encuentre con ella es peligroso que … - la puerta principal fue abierta dejando ver a una mujer con un vestido blanco que le llegaba más debajo de las rodillas, sus ojos eran cubiertos por unas gafas de sol mientras su cabello era cubierto por una pashmina blanca y negra con toques dorados.

-No será necesario, pude manejarlo yo sola. – le entrego el bolso a la chica que anteriormente se había acercado.

- ¡Por todos los cielos! Niña, no hagas eso me matarás de un infarto. - el hombre pone una mano en su pecho causando dramatismo.

-Lo lamento, ¿Cómo están las cosas? – el consejero hace una reverencia y se retira caminando hacia atrás.

-Todos están un poco nerviosos por lo que sucederá mañana. Tu seguirás con nuestro legado. – murmuro mientras caminaban hacia la oficina.

-Pienso que aún no estoy capacitada para dirigir a una nación…- su discurso fue interrumpido.

-Estas más que capacitada para tomar el lugar que te corresponde, has guiado un batallón en el campo de batalla no me queda duda que podrás con este reino. Tu liderazgo, tu carácter y tu inteligencia te serán de ayuda.

Madeleine se encontraba frente al espejo mientras que unas jóvenes terminaban de maquillarla y realizarle un peinado, portaba un vestido blanco que se amoldaba a su silueta. Las puertas se abrieron por ellas entro su tía quien tenia en sus manos un pequeño cofre color rojo, las jóvenes se inclinaron en señal de respeto y salieron de la habitación.

-Tu padre quería que usarás esto el día de tu coronación – musitó su tía con nostalgia.

La mujer mayor se acercó parándose detrás de la joven, con delicadeza le coloco una gargantilla de diamantes en aquel pálido cuello. Una reliquia familiar que ahora le permanecía.

-No sabia de su existencia – informo Madeleine – Debe ser exclusivo.

- Oh cariño, tu padre lo diseño para ti. Nadie sabía de su existencia.

Madeleine | Carlisle CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora