𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏

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Forks

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Forks... Sin duda alguna era un lugar aburrido el clima solo ser lluvioso la mayor parte del año, y por el poco tiempo que llevaban ahí Madeleine lo comprendió extrañaba su país aquel caluroso clima y las playas que lo rodeaban. Alan era el más afectado pues constantemente salía a fiestas con sus amigos, pero ahora no había fiestas en el pueblo ni tenía amigos, pasaba horas frente al televisor o frente a su ordenar.

En cambio, el pequeño William parecía adorar el clima pues la mayor parte del tiempo dormía facilitando la movilidad de su madre.
Petra y Davin pasaban la mayor parte del tiempo en casa asegurándose que no pasará algo fuera de lo normal.

Madeleine releía unos documentos por cuarta vez no lograba entender los que había escrito, debajo de aquellos precioso ojos marrones pequeñas ojeras aparecieron los primeros días el pequeño no dejaba de dar guerra intento todo lo que se le ocurrió hasta que por fin pudo dormirlo, no estaba acostumbrada a tener que dormirlo pues la nana que le asignaron lo hacía. Amaba pasar tiempo con el pero sus deberes le impedían verlo varios días sin embargo ahora podría convivir más con él.

- ¿Cuándo vendrá la mujer que nos ayudará en la cocina? - cuestionó el príncipe quien estaba acostado en el sillón.

- Mañana, alteza. - el pelinegro resoplo.

- Ah - grito cubriendo su rostro con una almohada.

- Petra necesito que vayas al pueblo y compres algunas cosas - murmuró la castaña mientras bostezaba.

- Enseguida - tomó la pequeña lista y salió de la casa.

- Me estoy muriendo de aburrición, Madeleine. - dijo alargando la última letra del nombre.

- Ni lo sueñes Alan, no saldré de aquí. - la castaña cerró su portafolio - Has algo de provecho.

- Eres aburrida prima.

- Si tanto quieres hacer algo ayúdame - ojeo la revista buscando la receta que llamo su atención.

- Si mamá - Alan hizo un saludo militar para después reírse.

En la cocina Madeleine sacaba cosas del refrigerador al mismo tiempo que lee. Su primo aparece a su lado viendo todo con cara de horror. Ambos comienzan a leer las instrucciones para después verse a los ojos.

- ¿Cuánto es media taza? - pregunta el pelinegro a la castaña.

- Supongo que debe ser eso - señala la cantidad que está medida.

- Si, en caso de hacer un desastre aquí es tu culpa. - murmura Alan mientras limpia un poco de sudor.

Él coloca la harina en un túper, enciende la batidora haciendo que la harina de expanda por toda la cocina. Madeleine abre los ojos intentando quitar aquel polvo de su rostro.
Ambos jóvenes se ven de arriba abajo aguantando la risa. Davin entra a la cocina deteniéndose abruptamente al verlos cubiertos de harina.

Madeleine | Carlisle CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora