[Parte 1] Capítulo 4: "Una nalgada".

1.3K 108 9
                                    

Sally.

-Desnudate.

-¿Q-qué? ¡No!- me negué completamente, mientras él se acercaba a la cama.

Sus piernas habían chocado con el borde de la cama, entonces se inclinó un poco colocando sus manos a los lados de mi cintura esperando a que yo dijera algo.

Para suerte mía no me había cambiado, por lo que seguía en esa ropa demasiado pequeña y me daba vergüenza enseñar tanta piel.

Se dejó caer colocando su cabeza en mí abdomen haciendo que temblara de lo nerviosa que estaba.

¿Debo mencionar que soy virgen?

Trabajé desde los 13 años así que nunca tuve tiempo para preocuparme en conseguir un novio o una cosa por el estilo, además, ¡¿Quién rayos consigue novios cuando es una adolescente?! Es una total pérdida de tiempo.

No sabía que hacer o que decir, pero sabía que quería ir lento, quería que aunque fuera un delincuente supiera tratarme y debía tener un poco de consideración y delicadeza.

Así que se lo haría saber.

-Señor -llamé sin titubeos.

-Mmm...- emitió agarrado de mi cintura.

-Quiero que sepa algo- toqué un par de veces su cabeza para que me mirara y prestara atención a lo que debía decir-. Soy virgen. Nunca he tenido sentimientos por alguien o alguien por mí, no que yo supiera. Deseo ir lento, señor. Permítame conocerlo, seamos amigos, estaré aquí mucho tiempo. No quiero asustarme cada vez que lo vea o que se me acerque, si usted va a ser mi primera vez por lo menos déjeme disfrutarla. Ahora no me siento lista. ¿Me comprende lo que digo?- pregunté apreciando el negro de sus ojos.

No me había dado cuenta, pero este hombre era muy hermoso.

Su cabello estaba caído en la frente y estaba serio atendiendo cada sílaba que lograba formular.

-¿Tengo que esperar mucho tiempo para meterla?- dijo sin pelos en la lengua.

-Sí es en este agujero, sí- vi como soltaba una risita antes de tumbarse a mi lado.

-¿Puedo dormir contigo? No te tocaré- aclaró rápidamente-. Me gusta el calor que emana tu cuerpo, desearía poder dormir contigo.

Estaba dudosa sobre lo que pudiera responder ante esa pregunta, tan... comprometedora.

-¿Seguro que no me tocara?- el asintió lentamente entonces solté un suspiro.

-Lo prometo.

-Bien, entonces cámbiate a una pijama mientras yo...

-Hay ropa en el armario, todo es tuyo, no te preocupes- agradecí antes de pararme de la cama e intentar bajar esa falda incómoda.

Era bastante difícil, sobre todo si era apretada.

-Mira, se que prometí no tocarte, pero de verdad quiero darte una nalgada- solté un grito de susto cuando sentí un fuerte golpe en mí trasero me giré sorprendida colocando mis manos en la zona afectada y entonces lo miré.

-Eso fue fuerte...- susurré mientras acariciaba la piel latente después del golpe.

-Ay, muñeca... Anda a cambiarte rápido antes de que yo mismo te arranque esa ropa- salió de la habitación sosteniendo la mano con la que me nalgueó.

Fui directito a la puerta que parecía ser una baño y pasé sacando un conjunto de pijama bastante grande, me ponía eso y parecía una mujer cuadrada.

Extrañamente todas la pijamas eran así, no había nada sexy o que mostrase demasiado. Totalmente contrario a la ropa lujosa que parecía...

Mejor no opino.

Me demoré como dos horas en el baño probando la cantidad exuberante de productos de limpieza facial, corporal, etcétera, etcétera.

Habían demasiadas cosas que me dejaban como boba cuando dejaban la piel tan suave o el cabello cedoso.

Cuando salí del baño con la pijama puesta y con olor a frutas vi al chulquero dormido sobre la cama sin camisa tapando desde sus caderas hacia abajo con el edredón.

Podía notar el elástico de su bóxer, y mientras delineaba con mis ojos las marcadas líneas de su abdomen, sentí una ráfaga de calor recorrer mi espalda. Me giré confundida pensando que era algún airesito del baño, pero estiré mi mano sintiendo y no era eso, la ráfaga de calor seguía allí.

¿Qué era eso?

Caminé lentamente a apagar la luz y acostarme al lado de ese hombre.

La lámpara de noche estaba prendida por lo que su rostro estaba iluminado y podía dedicarme a ver cada detalle en lo que me daba sueño.

Sus labios eran tan húmedos, se veían tan suaves, carnosos, rojizos...

Eso era lo más me llamaba la atención.

Su pecho subía y bajaba lentamente debido a la respiración, deseaba con fuerza tocarlo, sentir otra piel que no fuera la mía, quería, necesitaba.

Con mi dedo índice la posicione en su pectoral derecho y bajé suave hasta su abdomen contando ocho cuadros.

¿Esto es a lo que llaman sexy?

Porque es demasiado sexy.

Llegué al elástico de su prenda interior y cegada por el pequeño placer que me daba tocarlo quise bajar más pero su mano agarró la mía de repente asustandome.

-¿Qué quieres tocar más abajo?- preguntó con los ojos cerrados-, si sigues jugando con fuego te quemarás.

-Perdón, señor- me solté de su agarre y tomé distancia de él.

No me sentía para nada avergonzada, solo tenía curiosidad de tocarlo y ahora que se lo que se siente no lo volvería a hacer.

O al menos eso espero.

Me metí debajo del edredón y me acurruqué dándole la espalda.

Al rato sentí como se acercó y pegó su entrepierna en mi trasero enrolló mi cintura con su brazo, y finalmente metió su rostro en mi cuello.

Un poco incómoda porque había invadido mi espacio personal, pregunté:

-¿Por qué tan pegado a mí, señor Jungkook?- susurré.

-Me gusta esta posición.

-Amm... prometió no tocarme y puedo sentir una cosa dura en mi trasero- sabía que cosa era lo que me estaba tocando pero me daba pena admitirlo.

-¿De verdad? Si ya no la quieres sentir, duérmete- ordenó molesto de la nada.

Cerré mis ojos y me concentré en el calor que emitía su gran cuerpo, por pura inercia tomé su mano y la entralazé con la mía.

Se sentía bien.

Y dormí tranquila sintiendo protección por parte de él.

Tal ves, ni si quiera es tan malo como lo pintan.

Maratón: 3/3.

Préstamo [Jeon Jungkook]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن