[Parte 1] Capítulo 23: "La maldición".

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Sally.

Mis intentos de apaciguar al chulquero se resumen en una sonrisa falsa, misma que he mantenido por varios segundos esperando que hiciera efecto. Las manos me sudan como una muestra de mi fantástico pero complicado nerviosismo, logrando que mis reacciones sean retirar el exceso de líquido en los hilos de mi holgado y cómodo pantalón.

Él, por su parte, me muestra una sonrisa tierna. Ilusionada porque mi plan de calmarle había funcionado, mi sonrisa falsa ahora se había convertido en una verídica.

Mis ilusiones fueron aplastadas con su pie talla cuarenta cuando borra su sonrisa y de su boca sale un susurro que demostraba en su totalidad que se aproxima algo negativo para mí, simplemente por ser una bocona e irrespetuosa. Después de todo, no había aprendido a morderme la lengua lo suficiente.

-Ven.

Era una orden que me invitaba a que vaya tras él, guiándome en medio de lo espaciosa que era su oficina, hacia su último rincón, donde tenía ubicado un mueble largo, lugar donde cabían al menos tres personas.

Al caminar frente a mí es lógico que llegase primero, ya que mis piernas se movían por su cuenta caminando lento, parecía que no quería llegar al momento de mi ejecución.

Oficialmente se sienta en el mueble, abriendo las piernas considerablemente, algo que sin duda me dejó confundida. Esperó con paciencia a que yo me hiciera frente a él a una distancia prudente, y mi decisión se había convertido en un deseo de sentarme a su lado, mismo que se esfumó cuando su índice apuntó al suelo en medio de sus pies.

Genial.

No había que ser muy inteligente para poder interpretar esto, y revisando como han surgido los acontecimientos se puede deducir que esto es de índole sexual.

¿Por qué?

Porque este maldito delincuente piensa con la verga.

-¿No hay otra forma de arreglar esto?-pedí suplicante, mientras tanto mis rodillas hacen contacto con suelo.

Me niega con la cabeza.

-Tú única salvación es esto. Ya hemos hablado sobre que me digas "señor" y además, me sigues faltando el respeto-. Responde tirando su cabeza hacia atrás-. Ah... solo con verte ahí creo que podría venirme.

Agaché mi mirada. Me sentía triste.

A fin de cuentas, estas son las circunstancias, es esto antes que morir de un balazo, ¿no?

Como dije, no había que tener un IQ elevado para entender su deseo, así que comencé a darme espacio a mi nueva área de trabajo, mis manos aparecen en la hebilla de su cinturón y terminan por abrir el botón que cerraba su pantalón formal, uno con una tela muy costosa. He revelado su bóxer negro que contenía el cerebro de esta persona, sí, su pene gigante.

Me lo pienso dos veces antes de bajar la prenda interior, nunca había visto uno.

Notó que no me movía, entonces posó su vista en mí, y yo le miré de nueva cuenta.

-De verdad... no quiero hacerlo- comenté incómoda.

Estaba bien un beso, era algo lento, despacio, algo que con lo que aún podía lidiar, pero, ¿esto?

Me está pidiendo que se lo chupe.

No tenía escapatoria, prácticamente me había vendido a este hombre, así que tendría que aceptar esto así no quisiera.

Tomé el elástico de su prenda interior y levanté un poco para poder tirar hacia abajo mostrándome aquello que escondía.

No era mentira...

Préstamo [Jeon Jungkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora