Han pasado 7 meses desde el ataque al panal, muchas cosas cambiaron en el internado, por sobre todo la seguridad y el accesos.
Luriel Gianti e Iracema Asturia se van a encontrar con mil desafíos más.
¿Serán capaces nuestra Guerrera y el Cario de co...
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—¿A dónde fuiste? —pregunta Cariem a Thalia quien viene entrando a nuestra nueva habitación con unas cajas en brazos.
—A visitar a tu suegro —las palabras de Thalia hacen que escupa el agua que estaba bebiendo.
Volteo con entusiasmo para ver el escenario, Cariem queda con el dedo indicice sobre el terrario de su mascota, Thalua continúa caminando dd forma indiferente hasta bajar la caja sobre el sitio en el que Cariem nos asignó para dejar nuestras cosas.
—Solo di que fuiste a ver a tu padre... —dice algo incomodo mientras cierra el techo del terrario y va a abrir una de las puertas de su armario para comenzar a arreglar nuestras pertenencias en el sitio.
—Ustedes dos si que saben de hacerse el drama por todo —Thalia habla en lo que se sienta en el suelo, mientras yo limpio el lugar que ensucié por escupir el agua.
—Hay cosas, Thalia, que prefiero no lidiar, y una de ellas es tu padre, sí, me divierte saber que él sufre por esta unión, pero no quiero saber más nada.
—¿Ni que me regaló la covette?
—¿De verdad? —pregunto entusiasmada, Cariem y Thalia voltean a verme y yo solo atino a encogerme de hombros —. No me juzguen... me emociona saber que mi esposa tiene una corvette que me va a prestar para dar una vuelta al internado.
Thalia solo sonríe, Cariem niega y continúa ordenando las ropas y calzados que trajimos.
—Sí, la verdad es que solo se lo pedí por fastidiar, así que prácticamente será tuyo —dice la Gianti mientras se levanta del suelo, quita la llave de su bolsillo y me lo entrega.
—¡Puta Madre! Debo estar soñando, pellizquenme, peguenme, azotenme...