45. EL DIA QUE MI VIDA CAMBIO

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Los años pasaron fugazmente. Me sentía vacío y cada día que pasaba, el agujero de mi interior aumentaba. Desde que me convertí en gran can mixe se encargaba de mí, Solía mandarme a hacer distintos trabajos para él, los cuales oscilaban desde explorar hasta torturar animales para sacar información. Yo me negaba en rotundo a torturar animales, pero mixe me obligaba a hacerlo mientras me sonreía con malicia.

No soportaba herir a otros animales, prometí salvar al máximo número que me fuera posible. En más de una ocasión, durante las exploraciones, encontraba animales heridos. Hacía mi mejor esfuerzo para tratar las heridas de esos animales. El animal rescatado, al percatarse de quien era, solía ponerse a gritar y llorar, negándose a escucharme. Me acostumbré a ese trato, a que la gente me viera como un monstruo. Comencé a simplemente ayudar a los animales y desaparecer antes de que despertaran, estaba cansado de sus reacciones y no soportaba ser tratado como un monstruo. Sabía no era intencionado, simplemente seguían su instinto, pero, aun así era doloroso.

Era un día como cualquier otro, desperté con los primeros rayos de sol. Mixe me había ordenado explorar el bosque, estaba preocupado y necesitaba verificar que los alrededores eran seguros. Sali de casa portando mi bolsa con algo de comida y material curativo, siempre la llevaba conmigo, nunca se sabía cuándo ibas a necesitar vendarte. Aquel día era tranquilo, pero no duro demasiado tiempo. Pasadas unas horas el cielo se cubrió de nubes negras, el viento se alzó con fuerza mientras comenzaba a nevar copiosamente.

Maldije mi suerte y me apresure a volver a la aldea. Los pies me ardían a causa de la nieve fría y sentía me iba a congelar. De repente escuche algo, entre los silbidos del viento y el chasquido de los árboles, un leve sonido como un quejido. Al escucharlo pensé que algún animal incauto se había perdido en medio de la tormenta, sin pensarlo dos veces comencé a caminar hacia el origen del sonido. La tormenta iba en aumento dificultándome la visión, puse mi pata sobre los ojos evitando el viento y que la nieve me dañara los ojos.

Llegue al sitio del que provenía el sonido, no lograba ver a nadie. A lo mejor me he equivocado pensé mientras miraba alrededor. La nieve caía persistentemente, no parecía que fuera a amainar pronto. decidí cesar la búsqueda, al dar un par de pasos volví a escuchar aquel suave quejido. ¿Dónde estará? Me pregunte varias veces mientras oteaba el horizonte. De repente, algo moverse. Una pequeña vibración en la nieve, demasiado fuerte para que fuera obra del viento, pero extrañamente débil para tratarse de un animal. Aun así, me apresure a acercarme al lugar de la vibración comenzando a escarbar en la nieve apartándola con las patas. En momentos como este me alegraba de ser un can, Mis patas estaban preparadas para escarbar y me resultaba fácil mover grandes cantidades de nieve. Por fin encontré el origen de los quejidos, quede de piedra al verlo. Era un pequeño gato, blanco como la misma nieve. Era pequeño, su pelaje era abundante y abultado lo que le ayudo a mantenerse con vida. No llevaba apenas ropa, su pelaje era el único abrigo. El gato tenía los ojos entreabiertos mostrando dos iris azuladas que me cautivaban el corazón. ¿Qué hace un cría de gato aquí? Pensé mientras la abrigaba tapándola con mi capa, no podía continuar en ese lugar, debía encontrar un refugio.

Comencé a caminar en medio de la tormenta manteniendo al pequeño gato contra mi pecho, podía sentir lo frio que estaba su pequeño cuerpo a pesar de la armadura y el pelaje. El pequeño necesitaba entrar en calor urgentemente, si seguía así demasiado tiempo corría el riesgo de morir congelado.

No sabía que rumbo había tomado, simplemente camine en el bosque. Los pies me dolían y comenzaba a sentir pesado. Los parpados se me cerraban y cabeceaba agotado. Sabía que eso era malo, mi cuerpo se estaba rindiendo al frio, ¿acaso Soy tan débil? Me pregunte mientras caminaba. De repente, pude ver una especie de casa, estaba en medio de una isla. Había un puente que unía ambos extremos de tierra evitando tuvieras que bajar hasta el agua congelada con el peligro de que se rompiera y te congelaras.

Mikenix || El Angel DoradoWhere stories live. Discover now