⁰³ | Jeon Jungkook.

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La vida es un privilegio, y quizá también un derecho.

Nadie está condenado por traer al mundo a otro ser viviente en contra de su voluntad, pero sí están condenados todos aquellos que les han arrebatado eso llamado vida.

Llegaron en contra de su voluntad y se fueron en contra de su voluntad, no hay diferencia, no tienen el control de decidir si establecerse en este podrido mundo ni tampoco lo tienen cuando quieren irse de él.

Exceptuando a todos aquellos que se han ido gracias a sus propias manos.

Pero algunos otros amaban la vida, las maravillas de la creación, la belleza divina, amaban vivir y simplemente seguían con su vida esperando el inevitable saludo de la muerte.

Pero todas las víctimas de V no habían corrido con la misma suerte. Algunos de ellos amaban la vida, pero al asesino no le importaba, él cumplía con su trabajo siempre y cuando haya una cantidad abundante de dinero saldado por la cabeza de sus víctimas.

Con tan solo veinticinco Diciembres y ya contaba con una cantidad cuantiosa de muertes y no precisamente todas habían sido pagadas. A veces el asesino simplemente se sentía aburrido. ¿Qué hacen algunos en sus ratos de aburrimiento? Quizás algún deporte, miran televisión y salen a caminar, pero V no era ninguno de esos "algunos" si el criminal se sentía aburrido salía bajo la acogedora noche oscura –aunque no siempre era así–, veía alguna potencial víctima y la tomaba para terminar con su vida.

Era como un cazador en busca de su presa.

No tenía nada en contra de la mayoría de infelices que habían caído en ese sótano oscuro en dónde comunmente solía terminar con sus miserables vidas, pero se sentía en el paraíso, recibía grandes cantidades de dinero por hacer algo que amaba y le traía gratos recuerdos.

Tal vez estaba loco, muy loco, demasiado loco, o quizás el mundo estaba cuerdo, muy cuerdo, demasiado cuerdo. O eso es lo que se pretende hacernos creer, ya que, existen locos, que a diferencia de él, están encerrados, aislados de todos los que se hacen llamar cuerdos.

No tenía nada en contra del adorable Jeon Jungkook, ni siquiera le hubiese conocido si no fuera por Jeon Jennie, gracias a la codicia de esa bella, pero amarga mujer, Jeon ha terminado en su sótano y será el siguiente en probar la amargura de vivir.

Pero así está la cosa; Los Jeon eran una familia bastante acomodada, el padre de familia, Jeon Seongjin era un hombre de negocios, claro, algo que él no forjó, solo tuvo la dicha de ser el primogénito de un adinerado empresario, se casó con una hermosa mujer llamada Jiyeol, muy reconocida en los medios informativos por ser una popular presentadora de televisión, quienes tuvieron tan solo dos hijos, el mayor; Jeon Yugyeom y el menor, Jeon Jungkook.

Su pequeña nueva víctima.

Sus párpados se sentían pesados y su cabeza dolía terriblemente, sentía sus músculos algo tensos y la imposibilidad de moverse se hizo presente. Poco a poco fue abriendo sus ojos y los abrió por completo cuando se acostumbraron a la tenue luz de ese maloliente cuarto.

¿En dónde carajo estaba?

—Ya era hora de que abrieras esos bonitos ojos, bello durmiente. —Escuchó cerca de él, pero no podía identificar de dónde provenía esa voz, su vista aún estaba algo nublada— Abre bien los párpados, pareces un asqueroso cachorro recién nacido.

Limerencia | ᵀᴷDonde viven las historias. Descúbrelo ahora