Capítulo 3

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Los traumas de Bucky le atormentaban por las noches, a modo de pesadillas y, ocasionalmente, a modo de insomnio plagado de pensamientos intrusivos, y recuerdos lúcidos de lo que había hecho (lo que le habían hecho hacer). Daba vueltas y vueltas en la cama, pero no podía dormirse. Lo había intentado con pastillas, ahora que ya no representaban peligro para él porque ya no tenía aquel afán de auto destruirse. La vida era dura, y él no podía cambiar u olvidar su pasado, pero al menos ahora sabía que no estaba solo.

Sam acudió a sentarse a su lado y repasaron todas los trucos para quedarse dormido que conocían. Bucky los había intentado todos, y ninguno le había funcionado. Fue entonces cuando Sam se quedó mirándole y, dubitativo y completamente avergonzado, le preguntó si había probado a masturbarse, porque se decía que era un buen método para combatir el insomnio.

Bucky, todavía más avergonzado, asintió. Era una cosa completamente normal, y los hombres nunca habían contado con algún estigma o tabú que les impidiera hablar de ello, pero aún así se le subieron los colores. Sí, lo había intentado. Pero hacerlo como medio para conseguir un objetivo, sin estimulación o verdadero deseo de hacerlo...se sentía extraño. Y como el resto de las cosas, tampoco había funcionado.

Lo peor de todo era que, cuando era más joven y tenía problemas para conciliar el sueño, siempre le resultaba efectivo. Pero ahora el propio acto le resultaba ajeno, extraño, más vacío que nunca...Había intentado incluso utilizar su otra mano, pero el frío del metal le había hecho estremecerse, y no en el buen sentido...También había tratado de hacerlo de maneras que nunca se le habrían ocurrido en otro tiempo...nada...Era normal que su deseo sexual hubiese disminuido, porque había pasado mucho tiempo deprimido, y no era raro que en casos como aquel, la libido pareciese esfumarse, casi desaparecer.

-¿Y si...?-empezó a decir Sam, evitando su mirada-¿Y si fuese alguien más el que te lo hiciese...?

Bucky se encogió de hombros y sonrió, de nuevo completamente ruborizado.

-Ni lo pienses...¿Recuerdas lo que pasó con la chica de la fiesta...?

-No, pero...alguien en quién confíes...

-Sam, solo confío en ti-admitió Bucky, y sintió que el corazón se le desbocaba.

-No sería tan raro...¿no...? Es decir, te he dicho que voy a ayudarte en todo lo que pueda, así que si puedo ayudarte en esto, yo...-se detuvo al reparar en la expresión lívida de Bucky-...Bueno, olvídalo. Solo bromeaba, quizá sea mejor que lo hables con la psicóloga...

-¿El qué? ¿Que padezco insomnio o que mi mejor amigo me acaba de ofrecer tocarme la polla para ayudarme a dormir?-bromeó Bucky, tratando de relajar la extraña tensión que se había apoderado del ambiente-. Porque creo que me voy a quedar despierto pensando en eso...

-No sabía que éramos mejores amigos-dijo Sam, cambiando de tema.

-Supongo. Steve está muerto y eres mi único amigo, así que...¿no te convierte eso en el mejor?

Hicieron como si ciertas palabras jamás hubieran sido pronunciadas, y se dieron las buenas noches. Bucky se dio la vuelta en la cama y cerró los ojos pero, una vez más, el sueño no llegó. A veces no sabía si era peor aquello o las pesadillas que lo acosaban casi constantemente. Después de varios eternos minutos, se giró de nuevo en dirección a su amigo.

-Sam...-murmuró.

Sam pareció comprender sus intenciones al instante, pero le preguntó de todos modos.

-¿Estás seguro?

-Sí, solo...Nada va a cambiar después de esto...¿verdad?

-No, nada va a cambiar si tú no quieres que cambie-respondió Sam, en medio de la oscuridad.

UNDER YOUR WINGSWhere stories live. Discover now