Video Games | Chaesoo

Capítulo 7 - Dolor

Últimamente estaba pensando, pensando y pensando muchas cosas. Mucho de eso que mi mente sostenía con suma constancia me obligaba a enfrentarme con la realidad, y también me llevaba a sentir presión: Sabía que debía tomar una decisión. Y sí, por supuesto que me refiero a Kim Jisoo.

Me sentía agotada, harta y sinceramente echada a un lado por ella.

Un mes entero había pasado y nada pareció cambiar durante ese tiempo. Ella había ganado esa estúpida competencia virtual que mencionó, ahora tenía el triple de consolas que resultaban parte del premio por ser la ganadora. Y claro, ahora menos se apartaba de esa pantalla o siquiera abandonaba la habitación. Creo que apenas y se levantaba de ese sofá cuando debía ir al baño o retirar la comida a domicilio que cada día ordenaba.

Kim Jisoo literalmente se estaba convirtiendo en una esclava. No dormía. No comía bien. No hablaba con alguien que no fuese yo. No salía. No hacía NADA; solo jugar, jugar y jugar día y noche. Y toda esa situación me estaba absorbiendo a mí. Yo también me estaba viendo afectada por su problema. Ella no se dejaba ayudar, y yo... ya me estaba rindiendo, lo juro.

Justo en ese momento me encontraba caminando de vuelta a casa después de visitarla. Iba completamente sola y en silencio. Debo admitir que me sentía sola a pesar de que la veía casi a diario, y la razón de eso es simple: Ella no estaba conmigo aunque físicamente estuviese a mi lado, su mente era ocupada por otra cosa. Ya ni siquiera hablábamos o compartíamos algún momento que tuviese el placer de recordar.

Ella ya no me abrazaba como solía hacerlo, tampoco me besaba. O tal vez sí hacía estas cosas, pero tales no se sentían como deberían sentirse. Ya su mirada no estaba fija en mí, tampoco su pequeña sonrisa que me había enamorado.

Quizás Kim Jisoo nunca me había amado como pensé. Y aunque me duela tanto pensarlo, estaba llegando a la conclusión de que tal vez este amor que yo sentía no era correspondido, no como deseaba. Pensar todas estas cosas mientras escuchaba canciones tristes no era lo más recomendable, pero supongo que yo también era un poquito amante del dolor. Y sí que lo era, porque a pesar de todo lo malo, aún sostenía leves esperanzas.

Entré en mi casa y quité los auriculares de mis oídos, pero justo al quitarlos otra voz me hizo alertarme.

—Roseanne —Esa era mi mamá. Mi papá estaba a su lado con los brazos cruzados y un semblante serio.

Abrí los ojos asombrada, ya que no esperaba encontrarlos allí, se suponía que estarían trabajando. Ambos estaban sentados en el sofá mirándome con expresiones neutras, supuse que darles la excusa de siempre funcionaría.

—¿Dónde estabas?

—Estaba en casa de Lisa junto a Somi viendo unas películas —intenté sonar segura.

—¿Lisa estaba contigo? ¿En su casa? ¿Estás segura? —cuestionó mi papá mientras se levantaba.

—Claro.