Capítulo 8 - Ruptura

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El dolor de renunciar a eso que tanto amas y te importa es como una tortura

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El dolor de renunciar a eso que tanto amas y te importa es como una tortura. Una puta tortura que te consume, te acaba y poco a poco te absorbe. Lo peor es cuando no quieres renunciar a ello, pero te ves en la obligación de hacerlo, pues es necesario soltarnos de eso que tanto nos lastima por muy difícil que resulte.

Había pasado mucho tiempo entre la espada y la pared, evadiendo decisiones y literalmente viviendo de migajas convertidas en miserables esperanzas. Por todo ese tiempo en el cual permanecí a su lado, me mantuve tapando el sol con un dedo y huyendo de esa realidad que tanto me dolía aceptar. Kim Jisoo me había llevado a mis límites y me demostró que yo no era tan importante en su vida como solía alegar cuando lloraba y perdía el control.

No lo sé, quiero creer que en el fondo yo sí signifiqué algo para ella, pero que su realidad la absorbió hasta convertirla en ese desastre andante que era hoy día. Así como ella era capaz de entregarme felicidad, de hacerme sonreír, de acelerar mis latidos y de hacerme sentir esas ridículas mariposas que todos siempre mencionan... Al mismo tiempo era capaz de entregarme a la tristeza y la frustración. De hacerme llorar, de hacer sentir mi corazon roto e incluso también de darme sensaciones desagradables.

Kim Jisoo podía darme felicidad, pero al mismo tiempo ella era la causante de su destrucción.

Ella no cambió. No cedió y literalmente pisoteó mis preocupaciones sobre su estado insistiendo en la idea de que todo estaba bien así tal cual ella vivía. Siguió encerrada y prácticamente dependiendo de mi presencia en su estúpido cuarto de juegos —y sí, había comenzado a escaparme de nuevo solo por ella—. Su participación en esos torneos continuaron, lo cual provocó que más y más consolas nuevas se apilaran en sus estantes y colecciones.

Más de mil veces prácticamente le supliqué que me dejara ayudarla, pero ella siguió firme en su posición, alegando estar bien con su "estilo de vida".

Cuando yo hacía el mínimo intento por conversar sobre aquello ella solo comenzaba a jugar y me ignoraba. Ya nuestras conversaciones habían muerto, también los mensajes de textos y las llamadas tímidas y casi eternas en las madrugadas. Los abrazos, los besos y toda esa cercanía que tanto añoraba sentir por su parte había desaparecido. Ya no había nada, yo había pasado a ser un objeto más de ese cuarto.

¿Y saben qué? Me cansé. Al comienzo expliqué que el renunciar a eso que tanto amas es jodidamente difícil y doloroso... ¿Por qué creen que comencé con aquello? Porque eso fue precisamente lo que acababa de hacer: Renunciar a ella.

Iba camino a casa mientras sentía ese dolor en mi pecho que dio inicio desde que Kim Jisoo había comenzado a echarme a un lado. Las lágrimas caían por mis mejillas lentamente, como si la nostalgia me estuviera consumiendo a fuego lento entregándome a las garras de una tortura emocional. Mis labios estaban apretados, no quería comenzar a sollozar a mitad de la calle mientras tenía cualquier cantidad de miradas curiosas sobre mí.

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