Excusas que ya no están

2.1K 224 183
                                    


El sonido claro, de la madera chocando entre si rompió el silencio. Su respiración, suave, pausada, evidenciaba lo concentrada que se encontraba, y esos dedos largos y pálidos, se deslizaron a través del tablero en un delicado movimiento con el que finalizó su jugada.

Ahora era su turno.

Llevó su mirada hacia su contrincante, aquella Hyuga que se presentaba sin falta, todos los jueves, en su casa para una nueva tarde de Shogi; desde hace dos años atrás. Y que en ese momento, lucía un poco más distraída de lo normal mientras sus ojos viajaban a la ventana donde se veía la nieve caer.

"Hinata me dejó."

Esas palabras, esas tres simples palabras se repetían una y otra vez desde que las escuchó, 3 días atrás; porque no tenían sentido.

No era posible que ella dejara a Naruto si lo había amado por tanto tiempo.

No era posible que esos dos estuvieran separados si sus miradas delataban lo mucho que aún sentían.

Y, aún cuando eso era una buena noticia para él, no se sentía correcto. No era capaz de aprovechar esa oportunidad.

Su cabeza quería explotar de pura frustración al no ser capaz de entender.

—Shikamaru—habló ella—es tu turno.

Notó que los ojos de su compañera estaban en él, mirándolo con una expresión confundida y algo preocupada, así que asintió, miró rápidamente las piezas y movió la primera que encontró.

Hinata ladeo la cabeza hacia la izquierda en un gesto algo infantil y luego su expresión se volvió a él, nuevamente preocupada.

—¿Estás bien? — preguntó—podemos seguir otro día.

Con sorpresa, se vio reflejado en los ojos de su compañera y se preguntó como podía ser así; como podía ser ella la que preguntara eso si posiblemente era la que tenía problemas.

Suspiró, cansado de tanto pensar sin llegar a una conclusión y se removió incómodo en su lugar.

Negó.

—Estoy bien—respondió—pero...

Pero estaba molesto.

Estaba dolido de saber que no le había dicho nada, que no lo había buscado para llorar, y que no consideró que él también estaba ahí para escuchar.

Estaba enojado, porque sabía que ella siempre callaba lo que le ocurría pero siempre estaba ahí para los demás; Hinata no sabía recibir, solo sabía dar.

Y estaba avergonzado, porque si no fuera por Naruto, él jamás se hubiese enterado; al parecer, no era tan observador. Al parecer, esos años no habían servido de nada.

—Pero hoy me gustaría conversar—terminó.

Ella asintió, y se acomodó.

—¿Te sucede algo?—le preguntó, inclinándose levemente hacia él.

Shikamaru, un poco nervioso, apoyó los codos en la mesa y clavó sus ojos en los de ella, atento. Quería observar cualquier señal que entregara porque era evidente que ya se había perdido de mucho.

—¿Hace cuanto —comenzó—dejaste a Naruto?

Sus ojos, que se habían mantenido tranquilos, mostraron el nudo de emociones que se revolvieron en su interior ante su pregunta, evidenciando la intensidad de esos sentimientos que se mantenían ocultos. La pasiva y compuesta máscara Hyuga se caía cuando la tormenta se volvía imposible y mostraba la realidad que ella trataba de controlar; como la noche en la oficina de Kakashi. Como ese mismo momento.

SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora