『Día 05』

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Ruptura

—No me puedo creer que no me lo hayas dicho antes Hanta —El pelinegro escuchaba el regaño de su pareja, sentado en el sofá mientras terminaba unos informes sobre una misión que había tenido que hacer el día anterior

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—No me puedo creer que no me lo hayas dicho antes Hanta —El pelinegro escuchaba el regaño de su pareja, sentado en el sofá mientras terminaba unos informes sobre una misión que había tenido que hacer el día anterior. Trataba de concentrarse pero las quejas de Kaminari no hacían más que desconcentrarle más.

—Denki no es algo que haya elegido. Además no te lo dije precisamente para que no montases el drama que estás haciendo ahora. Estoy intentando trabajar —le cortó de golpe, mirándole enfadado y con el ceño fruncido.

No quería ser brusco con su rayito; también le dolía tener que irse del país a trabajar y dejarle solo. No le habían dicho por cuánto tiempo, tan solo que serían un par de años, y que era importante que fuese. Por mucho que había intentado escaquearse de su labor, no se le fue permitido, y solo le quedaba aceptarlo.

Kaminari frunció el ceño, y salió del salón dejando a Sero solo. Pocos minutos después el joven escuchó un portazo, y supo que su novio se había ido del apartamento en el que vivían los dos. Dejó de teclear un momento en su ordenador, y sintió que algo se posaba en su regazo. Al bajar la mirada vio a Charlie; el pequeño gatito le miraba serio, tratando de decirle que lo había hecho mal.

—No puedes mirarme así pequeño, tu papi y yo lo arreglaremos... No te preocupes —Sus palabras trataron de sonar convincentes. Se levantó con el animalito en brazos y lo dejó en el sofá, saliendo también del departamento para ir a buscar a Denki.

No tardó en encontrarle, sabía todos y cada uno de los lugares favoritos del rubio, y tras unos minutos llegó al parque que había cerca de su barrio. Siempre iban a pasear allí con sus mascotas, y a Kaminari le gustaba porque había muchos girasoles. Sero buscó por el lugar; no es que hubiese muchas personas ese día, y fue fácil divisar una cabellera dorada sentada en un banco.

Denki miraba el lago del que disponía el parque, viendo como unos pequeños patos nadaban en el agua acompañados de su madre, cuando sintió que alguien se sentaba a su lado. Sabía bien quién era, reconoció los pasos acercándose al banco antes de girar su rostro para comprobar que, efectivamente, se trataba de su pareja.

—Siento haberte hablado así. A mí también me enfada irme Denks, si no te lo conté antes fue porque pensaba que podría cambiarlo.

—Tranquilo... Sé que es tu trabajo, pero aun así, no puedo evitar odiar la idea. ¿Sabes cuánto tiempo vamos a estar separados? Además, ya sabes lo que dijo Bakugo, las relaciones a distancia nunca funcionan.

Sero notó el miedo en la voz de Kaminari, y trató de calmarle. Tomó su rostro y dejó un pequeño beso en su nariz, sonriendo como siempre lo hacía. Normalmente podía ser más racional que Denki en ese tipo de situaciones, porque el rubio era un más emocional que él. Notó que el mayor se relajaba un poco y siguió dándole caricias.

Serokami week 2021Where stories live. Discover now