-¿Por qué a mí?- me pregunto en voz alta mientras esquivaba las manos de aquella lagartija de piedra -¿No te cansas de seguirme, carnal? – pregunto me volteo a mirarlo tras esquivar pedazos de techo – este lugar no va a durar mucho... - miro hacia arriba y pienso en un plan para escapar.
Un rugido capto mi atención y antes de ser atrapada corro hacia él, tomando impulso para subir a sus brazos y luego saltar a su cabeza, sigo corriendo mientras escuchaba como se caía el techo detrás mío, al salir de ahí y mirar hacia atrás me percato que esa lagartija quedo enterrada.
-Problema resuelto- miro hacia mi alrededor sin saber que hacer -y uno nuevo empieza- suspiro.
Decido caminar nuevamente hacia donde habíamos venido, era el único lugar que conocía y tampoco se si voy en la dirección correcta. Tras llevar por un prolongado tiempo a mi padre con ambos brazos decido llevármelo modo saco de papas para así no sentir tanto dolor, además cuando duerme es como si estuviera modo tieso así que no creo que le importe mucho. Ya ha pasado mucho tiempo o eso es lo que sentí luego de caminar sin parar, las probabilidades de que salga de aquí estan siendo nulas y eso me está molestando un poco.
-Vaya mierda...- pateo una pequeña piedra en el camino y esta al tocar una de las paredes de la zona se escucha como se abre una especie de puerta -¿Qué demonios?... – pregunto al aire cuando veo como aquella puerta llevaba a un pasillo – es que no puedo meterme en un solo problema... necesito meterme en varios parece-.
Decido entrar por aquel lugar, no creo que sea más peligroso que esta zona, y espero que eso no suene como un reto eh. Al caminar por ese pasillo oscuro se empieza a prender las luces del techo con cada paso que daba, era algo aterrador para cualquier humano, lastima que tuve que sobrevivir a otras cosas antes de llegar aquí y no olvidar el dato que no soy humano. Al llegar a una especie de salón se comienza a escuchar una melodía suave de violín, bueno venia de un gramófono.
-Wow esto si que es viejo- digo apagándolo, dejo a mi padre sobre el sillón que había ahí -si que tengo que levantar pesas- muevo mi hombro al sentirlo entumecido – espero que despiertes pronto...- susurro mirando a mi padre agachándome a la altura del sillón – necesito encontrar una salida – golpeo ambas partes de mi cara para luego ponerme de pie correctamente.
La sala estaba decorada con viejas cosas, como un estante de diversos discos y chatarras que no sabría como nombrar. Abro las puertas que estaban por la zona, no quería dejar el cuerpo de mi padre desprotegido, bueno no hasta que encontré el cuerpo de Bill en una recamara. El lugar estaba lleno de telarañas y solo una vela alumbraba el lugar, lo que daba a entender que no estábamos solos, o que la vida solamente me quiere dar un infarto antes de tiempo.
-¡Bill!- grito su nombre y entro rápidamente al cuarto para quedarme a su lado y tocar su mano – al fin te encuentro... - susurro al sentir su calidez, eso hizo que suspirara de alivio e intentara en despertarlo – oye Billi es tiempo de despertar – beso el dorso de su mano.
-No va a despertar tan sencillamente pequeña Melody – escucho la voz de un tercero y miro que estaba en la puerta, vestido con una larga túnica y un libro en la mano, su rostro no se podía ver con claridad.
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