𝑹𝒆𝒊𝒏𝒆𝒓 𝑩𝒓𝒂𝒖𝒏

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Os dejo aquí la multimedia y me voy lentamente, usadla bien 😉

Caminé hacia la cabaña de las chicas cuando me encontré a Berthold por el camino.

—Hola, ¿tienes...?

—Si, lo tengo preparado —sonreí—. Espero que esto lo anime, últimamente ha estado desanimado.

—Si —dijo Bert apartando la vista con preocupación.

Llegué a la cabaña y las chicas me miraron. 

—¿Qué tal la sorpresa para tu novio?

—No es mi novio, Ymir.

Ella sonrió y se alejó para reunirse con Christa.

—¿Habéis hablado con los chicos? —dije dirigiéndome a Sasha y Mikasa.

—Les he dicho que lleven a Reiner al comedor a la hora de cenar.

—Perfecto —sonreí.

Hoy era el cumpleaños de Reiner, mi mejor amigo.
Lo éramos desde hace unos años, cuando él y sus amigos se quedaron sin hogar por la caída del Muro María.

Mi madre decidió acogerlos y nos hicimos amigos. Incluso le llegué a caer bien a Annie.

No iba a mentir, sentía algo por Reiner, pero tenía el suficiente autocontrol para que no se notara mucho.

Pasé el resto de la tarde con las chicas, ya que era nuestro día de descanso, y luego nos fuimos a cenar. 

Previamente, habíamos preparado entre todos un pastel de cumpleaños, que ahora estaba escondido en la cocina.

Llegaron los chicos unos minutos después, rodeando a Reiner y riendo con él.
Se sentaron y cenamos tranquilos. Estaba terminando mi sopa cuando Reiner se acercó y se sentó a mi lado.

—No me has felicitado, eres una amiga penosa.

—Te felicité esta mañana, pero no me escuchaste porque estabas dormido —reí.

Alcé la mirada para mirar a Christa y ladeé la cabeza hacia la cocina. Ella entendió y se fue con Ymir para traer el pastel.

Cuando llegaron, comenzamos a cantarle cumpleaños feliz y él se levantó, algo sonrojado.

Al terminar la canción, sopló la vela y sonrió.

—Bueno, tenemos una tradición desde que éramos niños, así que...

Miré hacia el otro lado y Eren asintió, agarrando el hombro de Reiner. Yo agarré el otro y y le empujamos para estampar su cara en el pastel.

Se ha vuelto más fuerte —pensé.

Resistió y agarró mi brazo, empujándome hacia adelante y acercando mi cara al pastel. Moví mi rostro para evitar mancharme, pero acabé manchada de nata desde las mejillas hasta la barbilla.

—¡Maldito! Se supone que tú debías acabar así.

Sasha se acercó a mí y pasó su dedo por mi cara para coger nata y llevársela a la boca. Sonrió y siguió lamiendo su dedo.

Todos rieron al ver como intentaba quitarme a Sasha de encima y quitarme la nata de la cara.

Reiner tenía una sonrisa juguetona, así que agarré el pastel y lo estrellé en su cara.

—¡Lo has desperdiciado! —dijo Sasha viendo los trozos de tarta en el suelo, aunque la mayoría estaban en la cara del rubio.

Contuvimos la risa cuando algunos superiores entraron y vieron el desastre. Nos obligaron a limpiar todo antes de irnos.

—Buena suerte, chicos —dijo Eren yéndose hacia la puerta y los demás le siguieron.

—¿Dónde vais? —dije confusa.

—Vosotros habéis provocado esto —dijo Connie señalándome a mí y a Reiner—. Lo siento, pero os toca limpiarlo.

Nos quedamos ahí de pie mientras los demás se alejaban. Reaccionamos cuando escuchamos la puerta cerrarse. Yo comencé a limpiar el suelo mientras Reiner se lavaba la cara. Llegó con un trapo en las manos y se me quedó viendo.

—¿Qué pasa?

—Aún tienes nata en la cara —dijo con una sonrisa.

—Creí que Sasha la había lamido toda —reí.

Se puso de cuclillas frente a mí y comenzó a retirar las manchas.

Su mirada expresaba que estaba concentrado, pasando la tela por mis mejillas, que ahora se tornaban rojas. 

Se retiró un poco para mirar si se había dejado alguna mancha y me miró a los ojos, apartando rápidamente la mirada.

Seguimos limpiando hasta que todo estuvo como antes. 
Salimos del comedor y nos dirigimos a las cabañas.

Noté que Reiner me miraba de vez en cuando, así que aflojé mi paso y toqué mis mejillas.

—¿Sigo manchada?

Él vaciló, pero se acercó a mí, acariciando mi mejilla con su pulgar.

—¿Sabes? Aún no me has dado mi regalo de cumpleaños.

—Lo sé...

Su rostro estaba muy cerca del mío. Él parecía estar tranquilo, pero a mí se me iba a salir el corazón del pecho.

Se acercó un poco más a mí, pero yo retrocedí y le miré. Había algo de culpa en su mirada.

—Lo siento —dije antes de salir corriendo hacia mi cabaña.

Llegué agitada y las chicas me miraron.

—¿Qué ha pasado? —preguntó Mikasa.

—Reiner... ha intentado besarme.

Todas se emocionaron, pero Ymir me miró confusa.

—¿Cómo que ha intentado? ¿No lo ha hecho?

—No le he dado la oportunidad, porque he salido corriendo...

—¿Pero qué te pasa? ¿No te gustaba? —dijo Christa.

—Si... o sea no....

Miré al suelo, avergonzada.

—Si que le gusta, pero le ha entrado miedo, ¿me equivoco?

—Es eso...

Sasha pasó su brazo por mis hombros y me guió hasta su cama, donde nos sentamos todas en círculo.

Hablamos de lo que había pasado hasta que nos fuimos a dormir. 

A la mañana siguiente estaba tan avergonzada que no podía mirar a Reiner. Cuando nos dirigíamos al entrenamiento diario, Annie se acercó a mí.

—Deberías hablar con él —dijo refiriéndose a Reiner, que estaba unos metros más adelante con Berthold—. Nunca he visto a ese idiota así de desanimado.

Era cierto, hoy no actuaba como siempre. 
Usualmente animaba a la tropa por las mañanas, hablaba animadamente y hacía algunas bromas, pero hoy solo caminaba en silencio.

—Lo haré —dije decidida.

Cuando terminó el día, encontré a Reiner solo de camino a su cabaña.
Me acerqué con cuidado y le abracé por la espalda.

—Siento lo de ayer.

—No lo sientas —dijo con una sonrisa.

—Al final... no te di tu regalo de cumpleaños.

Se dio la vuelta y aproveché para dejar un corto beso sobre sus labios, dejándole sorprendido.
Me dirigí hacía mi cabaña cuando le escuché hablar.

—¡No puedes hacer eso y después irte sin más!

Reí y miré hacia atrás, viéndole correr para alcanzarme.

•ꜱʜɪɴɢᴇᴋɪ ɴᴏ ᴋʏᴏᴊɪɴ• ⚔️ One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora