─✧ last¡'-

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San visitó a Wooyoung durante casi dos meses, la salud de su esposo empeoraba, pero su energía nunca faltaba.

Violetas ojeras estaban bajo sus ojos, aquellos que algún día fueron soñadores.
Su peso había disminuido, clavículas y costillas eran notorias, más de lo normal, los huesos de su cara también.
Todos podrían decir que Wooyoung estaba demacrado, un muerto viviente, pero para San, seguía siendo el mismo bello precioso chico del que se había enamorado.

Otro día había llegado y San llegaba al hospital, a la habitación de Wooyoung, entrando despacio para no aturdirlo con el ruido.

—Hola, bebé.

—Hola Sannie.

Antes de hablar, San vio el monitor cardíaco, el pulso era débil, se asustó, pero no quiso hacer un escándalo, preferiría esperar para ver.

—¿Cómo estás amor?

—Eh...

—No hace falta que respondas.

Dijo mientras corría la silla hacia el lado izquierdo de la cama de hospital, lado contrario del monitor.

—San, antes de todo quiero que sepas que te amo.
Eres el amor que siempre quise recibir. Estoy feliz de haber elegido pasar mis días contigo, no me arrepiento de nada, no me arrepiento de haberme acercado a aquél niño gruñón y contestón, porque pude descubrir que es la persona más tierna, amable y noble de la tierra.
Sólo me arrepiento de no haber sido lo suficientemente fuerte, no aguantar más y convertirme en esta cosa débil.

Suspiró, era difícil dar el último adiós.

—Ese viaje a Italia que tanto ansiamos, hazlo, ese nuevo par de zapatillas que quieres tanto, compralas, haz todo lo que quisiste hacer y programaste a mi lado, sin mi. No quiero que estés triste, honey, mereces toda la felicidad del mundo y aún más, lamento no haber sido yo el que te diera eso.

El monitor empezó a volverse lento paulatinamente.

—¿Por qué dices todas estas cosas?

—Porque estoy listo para dejar de sufrir, estoy listo para irme a donde corresponda, San.

—Dios, Woo, yo... Te amo, eres mi felicidad y más, siempre lo serás, serás mi ángel y nunca encontraré a alguien que pueda amar más que a ti.

—Se feliz Sannie, hazlo por mi.

San sollozo, se mostró indefenso por primera vez.

—No llores, amor, me duele tanto.

—Busqué durante trece años la felicidad que necesitaba y ahora la estoy perdiendo tan rápido.

—Eres fuerte.

—Lo era por ti.

—Lograrás todo.

—Lo haré por ti.

—Te amo, San.

—Te amo, ángel.

—¿Puedes cantar para mi?

—Claro que si.

Dejó un beso en la mano del contrario, para empezar a cantar Eres de Café Tacvba, la canción favorita de su woonie

" Eres, lo que más quiero en este mundo, eso eres.
Mi pensamiento más profundo también eres.
Tan sólo dime lo que hago, aquí me tienes.
Eres, cuando despierto, lo primero, eso eres.
Lo que a mi vida le hace falta si no vienes.
Lo único precioso que en mi mente habita hoy.

Qué más puedo decirte.
Tal vez puedo mentirte sin razón
Pero lo que hoy siento
Es que sin ti estoy muerto, pues eres, lo que más quiero en este mundo, eso eres"

San vio a Wooyoung.

Wooyoung sonrió y San se quebró.

La ultima sonrisa de Wooyoung había sido para él. ¿Acaso lo merecía? No sabía.
Todo se volvió borroso, todo se volvió gris, todo se volvió aún más doloroso.

smile  sanwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora