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ISABELLE PRINCE ESTUVO MARAVILLADA por todo lo que alcanzaron a ver sus ojos curiosos y su vista drásticamente mejorada. Solía ser una persona que había vivido cada uno de sus días en un mismo lugar, un pueblo en donde llovía casi todo el tiempo y muy pocas veces había podido ver el cielo así de radiante. Creyó que simplemente fue capaz de verlo desde esa altura por todas las fotografías disponibles en el internet y sin embargo, ninguna de ellas transmitía lo que realmente se sentía estar a tantos pies de altura y la belleza que eso traía consigo. Estaban volando en avión privado a una distancia en la que las pequeñas casas se veían como figuras minúsculas y las ciudades extraordinariamente pequeñas. Forks y La Push habían quedado demasiado atrás, siendo un leve recordatorio de dónde había pasado sus dieciocho años de vida y de la carga emotiva que traían sus recuerdos. La neófito no podía creer lo estupendo que eso se percibía y sus ojos no lograron apartarse de la ventana, eclipsados con la aparición de las nubes esponjosas y del brillante sol que comenzaba a verse detrás del horizonte.
Había deseado poder despedirse de sus hermanos cara a cara, pero no logró hacerlo con todas las cosas que estaban ocurriendo en cuestión de parpadeos. Sólo habían pasado un par de horas desde que tuvo la conversación con Carlisle y ya estaban viajando hasta Irlanda en un avión privado. Antes de subirse a su transporte lujoso, tuvo una llamada telefónica con las gemelas que duró una hora y media. Ella le contó que estaría por cruzar el océano y ambas sonaron tan contentas, pidiéndole que cuando volviera a casa le contara cada mínimo detalle de sus vacaciones. Y por supuesto, antes de colgar, también le preguntaron sobre Jasper. Mientras que la castaña estaba sintiéndose pésimo por la frialdad del rubio hacia ella desde la última vez que desapareció sin decirle una palabra, sus hermanas no perdieron la oportunidad de decir que esperaban que volvieran casados y con cinco hijos bonitos. Izzy se rió de lo que ellas mencionaron, porque sabía que era una broma y aún así, el gusto amargo en su boca nunca la abandonó.
Jasper Hale estaba siendo un enigma que no sabía cómo descifrar, una ecuación científica que siquiera sabía si tenía resultado alguno. Luego de hablar con Carlisle, estuvo el resto de su tiempo armando su equipaje con las chicas y hablando de todo lo que tenía que saber acerca de los demás clanes y vampiros, incluyendo también en su explicación, a los poderosos Vulturi. Tras un breve período de tiempo se sumergieron en ese viaje y no había podido hacer ningún contacto con el rubio para preguntarle qué había pasado y cómo se encontraba. Estuvo analizando la situación varias veces, tratando de encontrar alguna pista, recordando si ella había dicho o hecho algo que lo incómodo, o si él había dejado entrever algún detalle que pasó por alto. El vampiro se hallaba sentado al lado de Emmett, mientras hacían una maratón de una serie de la que había escuchado mucho. Intentó acercarse hasta él cuando subieron las escaleras de la nave blanca y se detuvo porque Esme le estaba hablando. Más tarde, cuando finalmente llegaron hasta los asientos, el único lugar disponible era al lado de Edward y no puso muchas quejas al sentarse a su lado. El castaño se encontraba leyendo un libro y no le había dicho ninguna sílaba, al menos le dejó el lugar de la ventana y sabía que eso era todo lo que quería. La muchacha apoyó su cabeza en el cristal por un momento y cerró sus ojos.
