Sin miedo a pregonar el Evangelio -Mateo 10.28 y Lucas 12.4

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¡Hola, mis hermosas?, ¿Cómo están? ¿Bendecidas?

Sea lo que sea que pases, ¡ánimo! Que Jesús está con vos.

Tal vez sea muy cliché esa frase, pero es muy cierta. Aunque humanamente nos preocupemos por lo que pasamos, debemos tener ánimo en el Señor, que en él está la fuerza.

Además, Él es nuestro gran pastor. Nada nos faltará si él está con nosotros. Y eso incluye fuerzas, ánimo, aliento, esperanza, y más.

Así que, ahora sí con toda seguridad decimos: ánimo en el Señor.

Bueno, ahora es momento de ver lo que Jesús tiene preparado para nosotros a través de este libro.

Y nuestros textos bases son:
Mateo 10.28 Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.

Lucas 12.4 Más os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer.

Así de inicio pareciera que el tema central no tiene nada que ver con estos textos, pero conforme vayamos estudiando veremos la relación que tienen.

1. Como hijos de Dios somos llamados para muchos trabajos, ¿cierto? Amar, trabajar en su obra, orar por enfermos, ayudar a las viudas, y más. Pero Mateo 10.1,7 y 8 nos especifica cuál es nuestro trabajo principal mientras estemos aquí en la tierra.

Así que, si podes, anda toma tu biblia y busca estos pasajes que vamos a estar estudiando.

El principal trabajo al que fuimos llamados está en Mateo 10.5.

Jesús les dio instrucciones de ir a las  ovejas perdidas. Y tenían algo específico que decir; su misión y la nuestra (que es la mima) es ir diciendo:
El reino de los cielos se ha acercado. Predicar del evangelio de Jesucristo.

En Mateo 10.1 vemos como Jesús no solo los manda, sino que nos da poder y autoridad para hacer este trabajo. Su ayuda y Espíritu están con nosotros.

Les dio autoridad sobre espíritus inmundos.
Para que los echaran fuera.
Y para sanar toda dolencia y enfermedad.

Entonces, Jesús claramente les indica a los apóstoles a permanecer activos; trabajando en su obra.

Oye, mi hermano. Jesús no te llamó a estar estado en una banca. Fuiste llamado a predicar su Palabra. Hablar Palabras de vida eterna.

El deber de todo Cristiano evangélico, redimido con la sangre de Jesucristo, es predicar el evangelio.

Ese es tu deber. Ese es mi deber.

No es una opción que Dios nos dio. Es un mandato que debemos cumplir: Predicar.

Pero, ¡uh! Aquí viene ese bonito pero. Pero, para poder tener esa autoridad. Porque déjame decirte que para ir a las calles y predicar el evangelio, debes tener autoridad, poder y unción.

Entonces, para poder tener esa autoridad y ser capaz de hacer eso (predicar) y más, (sanar enfermos) debemos hacer algo fundamental y vital: Permanecer en Jesús. Permanecer en quien tiene y da la autodad; y es en Jesucristo.

En Marcos 3.13 es claro cuando dice que Jesús los mando a predicar.

Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él.

Y lee lo que dice el versículo 14: y estableció a doce, para que estuviesen con él,  y para enviarlos a predicar.

Pero si leemos bien, antes de mandarlos a predicar, ¿Qué debían hacer primero?

Soy Una Joven Cristiana - Jossadry Where stories live. Discover now