capítulo quince; charcoal.

12 0 0
                                    

farah.

porque no soportaba no poder estar conmigo.

idiota.

imbécil.

¿por qué jodidos tenía que ser tan lindo?

lo miré, me observaba atento, con el ceño fruncido y labios temblorosos.

— jimin, no me hagas creer que algo pasa entre nosotros cuando nada está pasando. — pedí.

jimin negó, saliendo de su casa y caminando hacia mi.

tomó mis manos entre las suyas y las llevó a su pecho, dejando ahí estas.

vi cómo tragó saliva, y me miró.

— m-mira cómo late mi corazón, farah. — dijo — solo late así cuando estoy contigo.

negué quitando mis manos.

— no sabía que eras actor también, jimin. — dije sin gracia.

— no estoy actuando, estoy siendo honesto. ¿es lo que querías, no?

asentí.

— sí, pero solo estás siendo honesto porque te pedí que lo fueras.

— farah.. — dijo — no puedo estar contigo.

— ¿por qué jodidos no? jimin, sé que no tengo la mejor personalidad, pero mierda, me esfuerzo día a día para llenar todas tus malditas expectativas, y nunca termino por ser suficiente para ti. 

jimin negó. 

sus ojos estaban vidriosos, sus mejillas sonrojadas, y sus labios titubeaban. me di cuenta de que tenía frío cuando lo sentí temblar, así que corrí a su casa por un abrigo y salí para dárselo.

volteé hacia todos lados cuando salí, pero no lo vi en ningún lado. no hasta que lo vi en su patio trasero, de espaldas a mi. 

me acerqué a paso lento, algo dudosa. abrí el abrigo y lo coloqué en sus hombros, queriendo transmitirle un poco de calor.

— jimin.

— no se cómo explicarte sin que me odies.

quise reír; aún después de todo lo que había pasado, no podía odiarlo. 

— solo.. solo trata de ser honesto.

jimin se volteó hacia mi, pude escuchar cómo suspiraba con pesadez.

— no puedo decirte, farah.

— si puedes, solo no quieres.

— de verdad, no puedo.

asentí. — si puedes.

— ¡que no!

di un paso hacia atrás, exaltada por su grito.

era la segunda vez que gritaba de esa manera, y estaba comenzando a pensar que algo muy malo pasaba en su cabeza.

mis ojos se aguaron cuando pensé en si estaría enfermo.

— j-jimin, ¿qué te sucede? — dije — por favor, dímelo. 

— mierda, farah, que no puedo.

— ¡que si puedes, maldición!

jimin me miró algo sorprendido por el grito que di en ese momento. mi pecho subía y bajaba con rapidez, sintiendo mi garganta picar y mis ojos arder.

soul tells 색상 ; park jimin.Where stories live. Discover now