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Gotas de sudor caían por la frente del omega, su lobo aullaba dolido mientras sentía fuertes contracciones, provocándole arquear la espalda y apretar la mano del alfa

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Gotas de sudor caían por la frente del omega, su lobo aullaba dolido mientras sentía fuertes contracciones, provocándole arquear la espalda y apretar la mano del alfa.

—No puedo más, por favor... —logró decir el omega, tiró su cabeza hacia atrás y ahogó un grito al sentir como el bebé estaba por salir.

—Veo la cabeza, ya falta poco, solo un esfuerzo más —dictó la matrona entre las piernas de Beomgyu.

El olor a omega nuevo en Hueningkai le ponía mal, sentía que iba a vomitar, por lo que soltó su mano y le miró dolido.

—Lárgate, ahora...

—¿Qué? —frunció el ceño. —Beomgyu, estamos juntos en esto y...

—¡Tienes ese maldito olor a omega! —sollozó. —No quiero que mi cachorro lo sienta, no lo voy a permitir, así que largo.

Hueningkai iba a protestar pero decidió guardar silencio, soltó a su antiguo omega y salió de aquella sala, quedándose pegado a la puerta mientras se dejaba caer lentamente.

—Joven, necesito que haga un último esfuerzo. Está perdiendo mucha sangre —informó la matrona, Beomgyu asintió sollozando y tomando aire se preparó—. Uno, dos, tres, ¡puje!

Era como si le hubieran dado un tirón, para después sentir un alivio y paz, se recostó hacia atrás y su pecho se contrajo al no escucharlo.

—¿P-por qué no llora? —levantó su cabeza y la matrona cortaba el cordón umbilical, el miedo corría por todo su cuerpo. —¿Qué le pasa a mi hijo?

Aquella mujer palmeó con cuidado la espalda y pecho del cachorro para después cubrirlo con una sábana pequeña.

Entonces el cachorro comenzó a llorar, subiendo de intensidad a medida que sus pulmones tomaban el aire suficiente.

—Felicidades, tiene un cachorro sano —anunció con una sonrisa y se lo entregó al omega.

Beomgyu al recibir a su cría sonrió embelesado, su carita estaba rosada, demostrando que iba a ser igual que su otro padre. Sus ojitos hinchados eran diminutos y la pequeña mata de pelo en su cabeza le hizo caer un par de lagrimas. Era tan frágil, deseaba cuidarlo de todos y todo.

La matrona que los observaba por escasos segundos mordió su labio preocupada al ver cómo el omega no paraba de sangrar, por lo que llamó desde su monitor a demás enfermeras.

—Joven, necesito que me entregue al bebé para revisarlo. Además, su sangrado no ha parado... —anunció con pena.

El lobo de Beomgyu se estaba debilitando, sentía como si una parte de él moría. Así que abrazó y besó a su cachorro para después entregarlo a la matrona.

—Su nombre es Choi Sunoo... —declaró— No deje que el alfa Kai Kamal Huening se le acerque por favor, sólo mi hermano; Choi Yeonjun.

Fue lo último que dijo hasta caer en la inconsciencia.

Mientras al otro lado de la puerta, Hueningkai sollozaba con fuerza mirando desde la ventanilla.

Mientras al otro lado de la puerta, Hueningkai sollozaba con fuerza mirando desde la ventanilla

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