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Sus pequeños ojitos se encontraron con los suyos, fue simplemente perfecto

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Sus pequeños ojitos se encontraron con los suyos, fue simplemente perfecto. Le miraba con una admiración absoluta y sabía que no iba a encontrar en ningún lugar aquel amor inigualable.

Tomó con cuidado la pequeña manita de su bebé y sonrió embelesado por lo diminuta y rechoncha que era.

Poseía un olor tan rico, que no deseaba soltarlo nunca. Tenerlo en sus brazos y amamantarlo era magnífico. Su omega movía la colita feliz al tener a su cría cerca y viva.

—Te amo demasiado, Sunoo —declaró completamente enamorado.

Habían pasado un par de días, Beomgyu iba a ser dado de alta, pero por el momento su cachorro aún no podía salir. Un par de semanas y estarían en casa, junto a Yeonjun.

Quien, estaba en la esquina de la habitación observando con cariño y admiración a su pequeña familia.

—Ya queda muy poco para que vivamos en paz y sin nadie que estorbe nuestra felicidad, ¿no es así?

Beomgyu levantó la cabeza y miró a su hermano con una sonrisa esperanzadora. Asintiendo levemente respondió:

—Tan solo quiero velar por el bienestar de mi cachorro, haré todo lo que está a mi alcance para que nadie le haga daño. Recibiré todas las balas por él, jamás se sentirá solo —besó la frente del nombrado—. Además, con un tío tan sobreprotector, no le faltará nada.

—¿Y cómo no? —sonrió mostrando sus hoyuelos y se acercó a su hermanito y sobrino. —Si son lo más preciado que tengo.

—Gracias por todo, no sé qué sería de mi si no hubieras llegado en el momento preciso —resopló—. Defendí lo que más pude a mi cachorro, pero Soobin... estaba demasiado violento y...

—No te tortures más por eso, habrá justicia para ustedes dos, él recibirá lo que merece y con respecto a Hueningkai... se irá para siempre —miró al cachorro—. Supongo que es lo mejor.

—Lo sigo amando —declaró con un nudo en la garganta—. Sin embargo, hay cosas que tan solo no se pueden perdonar y tengo cosas más importantes que hacer como para ir tras él y arreglar un matrimonio roto. Solo nos une Sunoo, pero eso no le dará el derecho a seguir estorbando en nuestra vida. Él decidió ir con otro omega, bien, pero yo seguiré firme por mi cachorro —suspiró y pausó unos segundos—. Mi omega sufrió demasiado, a ratos sentía que moría una parte de mi... es algo que simplemente no puedo explicar.

—No he pasado por algo así, sin embargo voy a estar ahí para ustedes hoy y siempre —le abrazó por encima de los hombros.

En ese momento, Sunoo dejó de tomar pecho y comenzó a llorar fuertemente.

—Oh, celosito.

Beomgyu lo tomó con cuidado y puso su carita en su pecho y lo mecía con cuidado y amor.


Soobin miraba inerte la pared blanca del consultorio, le habían hecho una ecografía y los resultados arrojaban que no se trataba de un cachorro, sino de dos

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Soobin miraba inerte la pared blanca del consultorio, le habían hecho una ecografía y los resultados arrojaban que no se trataba de un cachorro, sino de dos.

¿Lo malo?

Era un embarazo ectópico, le habían explicado que se prepara para lo peor en caso extremo.

Su lobo aullaba desolado, se encontraba deprimido desde mucho tiempo y no sabía cómo afrontar la situación con su humano.

Huening hablaba con el doctor seriamente, siquiera le dirigía alguna palabra amable a su omega.

¿Por qué la historia se repetía?

Cerró los ojos con tristeza y posó su mano sobre su abdomen aún plano, deseaba al menos avanzar un poco con el embarazo y darlo todo para que al menos sus pequeños sobrevivieran.

Pero, si Hueningkai ya no le amaba, ¿lo haría con los cachorros?

Lagrimas bajaron por sus mejillas y se hizo un ovillo en la camilla.

—Muchas gracias, doctor —agradeció el alfa y se dirigió donde Soobin—. Levántate, es hora de que vuelvas al calabozo.

Con lentitud y evitando algún mareo, se levantó con cuidado y caminó hasta el guardia, donde acercó sus muñecas y lo volvieron a esposar.

Salieron de aquel lugar y fueron hasta el auto de la policía, subieron a Soobin y Hueningkai le observó por unos segundos.

—Nos vemos en el juicio.

—Nos vemos en el juicio

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